domingo, 28 de marzo de 2010

en otra superficie


Definitivamente, hoy, me siento un super héroe.

No no, me siento super héroe2.

No me mires así. No es para tanto. Esta capa la compré en ikea. Y estas botas amarillas son un recuerdo de Holanda. De acuerdo, no parezco demasiado un superhéroe,y mucho menos un super héroe2... 

Pero... mírame ahora. Mira mis super poderes. Observa como sólo con pensarte me elevo.  

Diáfano y polivalente. Bien pudiera sobrevolar una ciudad de norte a sur en sólo segundos y además en hora punta.  
Y no sólo eso... Siento que podría incluso levitar de espaldas y, hablando idiomas que desconozco, comunicarme contigo, más allá de lo que vemos, en otra superficie.

Hoy me siento como arriba, al principio, sobre todas las cosas, los firmes y los presentes. Hoy equis es igual a zeta y ambas son igual a y. Y todas tres conforman una nueva superficie, más arriba, mucho más arriba de lo que cualquier persona pudiera alcanzar a ver.

No hay sistema de percepción humana que pudiera llegar ni tan siquiera a atisbar tan alto, sólo un super héroe con su visión extrapolada podría llegar a ver quién y cómo eres tú en aquella otra superficie tan alta.


Si disperso la vista aún puedo verte. Hueles a mi. Eres parte del intento, la prolongación de un color más o menos violeta que viene a morir a mis pies en forma de sombra. Y te siento divina aun cuando no me miras... eres casi perfecta porque conjugas todos tus atributos muy equilibradamente...

Esto por aquí, esto otro por allí... y ¡tachán! ¡Te has convertido en super heroína!

Imagínate que de repente salto desde una azotea y, con ese mismito impulso me planto frente a ti y te convierto en superheroína.

¿Quieres?

Es un lugar muy primigenio. Hay felicidad en forma de pastillas de jabón y néctar y gigantescos elefantes acuden a un supermercado low cost a las afueras de la ciudad.  Allí las estrellas son para quien se las trabaja y puede verse el mar en el fondo de las tazas de café y los vasos de zumo de frutas.

Yo me siento un superhéroe2. En otra superficie sí.
Y tú deberías estar ya en ella. 





miércoles, 24 de marzo de 2010

lapsus de felicidad


Aunque a veces llueve, hay un rumor de fondo y muy constante que susurra en los oídos como una voz ignífuga y alegre que viene a decir que ya es primavera. Los colores compiten con una tímida y extensa capota gris que inunda el cielo de un extremo a otro. Hay un olor cálido a fruta aún no madura y las gotas salpicadas en la ventana reflejan el mundo exterior un tanto al revés con propiedades esféricas.
Esféricas como cualquier cosa redonda y pomposa, como una sustancia flotando en el aire, sin apenas gravedad y muy transparente.

Aunque a penas he visto el sol tres días, reconozco que me siento feliz, muy feliz.

Feliz de sentirme un poco más capaz. De haber dejado atrás cosas futuras. Feliz porque en el fondo me siento un tanto único e irrepetible. Único porque sé que nadie te ha pensado tanto ni tan diversa como yo. Feliz de no sentirte tan lejos. Feliz de sentirte un poco más cerca aunque solo sea por unos días. 

Tengo tantas cosas que decir...
¿Sabes que?
Llevo 68 días sin escribir... y no sé por qué razón coincide con el momento en el que decidí decirte adiós casi por mutuo acuerdo... 

En ellos he recorrido más de 3452 kilómetros, he olido más de 246 perfumes diferentes. He pensado en más de 108 cosas diversas. He hecho 2 promesas, una a mi mismo y otra a mi frutero. He leído 5 libros de los cuales 2 me gustaron menos que los otros 3. He ido al cine 4 veces. 
He sonreído unas 342 veces y he mirado al cielo unas 96.
Y entre todos estos momentos uno se repetía con síndrome de constancia... He pensado en ti sobre todas las cosas.

He pensado en ti porque en la mayoría de las cosas que hacía estabas tú. Aunque no estuvieras y aunque nunca hayas estado. 
Si... 
Te veía en una linea, en una simple nube o en un sonido muy pequeñito venido de un lugar muy remoto. A veces un olor muy suave me hacía mirar a todos lados, como buscándote. Otras veces alguien se llamaba como tú y simplemente tu nombre se repetía una y otra vez como tambaleándose en mi cabeza hasta el final del día. 

Muchas noches, cuando cerraba el libro, se terminaba el silencio y con la estampida del sueño me preguntaba con una voz en off si estarías bien. Intentaba imaginar qué estarías haciendo en ese preciso momento y si eras feliz o no...

Otras veces te imaginaba sonriendo porque yo así te lo producía, como una ecuación matemática o una regla de tres más bien simple pero trascendente. Si cerraba los ojos, tú aparecías con un rostro delicioso y una locura que sentía muy mía.
Algunas mañanas, al despertar, mientras degustaba una fruta muy madura pensaba en ti. Otros días deseaba cruzar la calle y encontrarte un poco tímida pero sonriente...

Hubo una tarde que temblé sin saber por qué y sentí una necesidad muy primaria de abrazarte y que me abrazaras... de mirarte a los ojos y convencerme de muchas cosas que me hicieran sentir muchas otras cosas difíciles de explicar.

Hace un año celebré con alegría tu aniversario. Era el primer aniversario. Un día que recuerdo especial. Así lo sentí. Nunca había sentido algo parecido. De hecho no he vuelto a sentirlo desde entonces.
Porque, aquel día, recuerdo que me detuve cinco minutos frente a un parque en medio de la ciudad y sentí un estallido inmenso de formas, luces y colores como trepándome por la piel. Y recuerdo que desee celebrar la felicidad contigo al menos otros 64 aniversarios más.

Por eso te escribí un comunicado expreso en el que te pedía que destaparas la felicidad.
Y sólo porque sentí que tú, y solamente tú, eres la única mujer capaz de sugerirme una concentración suprema, similar a beber de tu boca, compartir gestos sagrados o sentir halos con una temperatura fermentada a conciencia de tu piel a la mía.

Pensé que nunca volverías. Y lo pensé porque quizá tenía motivos para pensarlo.
Tu regreso hoy es motivo de alegría universal. Es como si pasara algo allí arriba y abajo, como si se mezclaran universos distintos.

Así lo siento. Has venido como una sorpresa a tiempo.

Feliz aniversario. 

Te quiero.

Siempre que escuchaba esta canción, pensaba en ti de una forma inexplicable.


Cuidate mucho y espero volver a saber de ti algún día.

Cierra los ojos y escucha...



Free counter and web stats