jueves, 30 de abril de 2009

H5N1

Yo ya me he puesto la mascarilla verde odiosa "antiporcine virus". No soy ni mucho menos un homólogo de la hipocondría ni mucho menos. Es más, por pensar pienso que en mí ni tan siquiera muta, ni se reproduce ni vive ni por lo tanto muere.
Es lo que tiene haber estudiado en un colegio público.

Ayer escuché a un "finodecapital" decir que como él era vegetariano de virus nada. Hay que ver como están las cosas. Entre la crisis, lo porcino y la vegetación "vegetariense" aquí uno no da a vasto. Y resulta de que eso no tiene nada que ver, que uno puede comer como una jirafa de la copa de los árboles y resulta igual contagiado, solo por tener contacto con quien la tenga.
Esto de todos modos va para largo y ya estoy ideando un "antiviral gráfico". Ya hablaremos de ello el lunes, hoy por lo pronto me retiro que tengo prisa y no llego al lugar donde se me citó. Este fin de semana, nada de asustar a los niños con esto del virus porcino,(lo digo porque hay gente con mucha imaginación que seguro que por cambiar cambia al lobo de caperucita por un virus con forma de espantapájaros nupcial) Asi que nada de bromas, ni de historias falsas. Quien genere alarma estará generando mal. Y quien sea vegetariano que no piense que va a morir de viejo, que aquí chinchamos todos. Si no es de "porcine gripe" será de otra cosa, pero al fin y al cabo, chinchamos.
Por cierto, me pregunto... ¿no será que con esto de la crisis han empezado a reventar "cerdos financieros" y están pandemiando su peste inmundicia?

Habrá que estar atentos... descansen... y pónganse antes la mascarilla que las gafas, ahora es más imprescindible respirar que ver. De aqui a unos dias respirar puede tener precio... ¿quien sabe? 1,99 € el m3. Quizá... Un fuerte abrazo

miércoles, 29 de abril de 2009

Ω3

Ω3 shölk
Me gusta recomponerme, poco a poco, despacio, adelante. Componer literalmente, inventarme palabras, dormir a secas, rezumar sonrisa cuando fuere necesario. Yo nunca había vivido aquí, nunca había sentido el rumor de las cosas y las gentes tal así, muy superfluo y continuo, acelerado tan sólo a veces, como cuando uno sueña que sueña estar montado en un telesférico que comienza muy lento (0,0001 mph) hasta que se acelera tanto que no ve final ni precipicio, ni beneficio ni cualquier otra cosa visible. (infinite \infty) He visto cosas bellas muchas veces. Siempre puse empeño por mirar con detalle lo que veía, pero me despreocupaba cuando empezaba a sentir que mejor que mirar era vivir. Yo he visto las cosas mas bellas del mundo, las más \infty, las más , las más olvidables a fin de que todo el mundo quede en paz con sus recuerdos. Yo he vivido menos de lo que debería, más aún, gire y gire, vuelta y vuelta. En la vida se me indicó no perderme en exceso,y no me perdí, se me pidió que cumpliera mi misión, y la estoy cumpliendo,se me eximió de Dios y todo lo inmiscuible en él. Transgredí una norma y conseguí creer en ti sobre todas las cosas, en ti que lees, la feliz, la Osa Menor configurada inextremis. No hace falta mirar para saber que lo he visto. Helps

viernes, 24 de abril de 2009

¿Yo? Científico del mes...

Quien lo diría. Mi madre estará orgullosísimo de mi, de su hijo "yo", "su científico de naranjas atómicas y mamáhonesas". Una prestigiosa revista norteamericana acaba de nombrarme "sciencist of the month" o lo que viene a ser lo mismo: científico del mes. Sabía que esto ocurriría tarde o temprano... un solo día en internet y las naranjas atómicas son más famosas que las "Supremas de Móstoles".

Ahora habrá que ver si con esto me hago hombre adinerado. Que esto sirva de ejemplo... un hortelano puede llegar a tener el poder del mundo en sus manos y pasar de labrar la tierra a poder destruirla de un solo naranjazo. Próxima estación: Premio nobel de las ciencias. ¿Qué que no?. Menos daba una piedra y mira donde estuvimos.

Feliz fin de semana. Sonrían. Un fuerte abrazo.

jueves, 23 de abril de 2009

Si, si, sciencist...

Yo la verdad, no sé qué pasa, pero siempre por A o por B… se llega a la C. Debería estar loco para decir otra cosa… ¿qué cosa?. (Sonrío) Pues ya sabes, eso, joder lo que te dije ayer… ¿qué pasa que ya no te acuerdas? No me lo puedo creer…


Pues créetelo. ¿Y si no quiero qué? Allá tú, creer está en manos de cada uno. (Bueno más bien en mente, aunque ahora que lo pienso mente no todos tenemos, manos si). No se puede obligar a creer a alguien, mucho menos obligar a creer a nadie, porque si se obliga a creer a nadie al final te encuentras con que estás obligando a nada y al final si no hay nada resulta que al final nadie va a creer. Yo creo que nadie me va a creer, y no por nada, sino porque nadie cree nada, nada al final se convierte en la ruta absoluta y como hagas la ruta relativa, ya sí que nadie creerá en nada ni absolutamente ni relativamente.

Estoy seguro de que mañana mi vida habrá cambiado por completo. Abandono las artes, el diseño y todo lo que tenga relación. Me vuelvo científico… si si, como lo oyes, “sciencist”, de estos de pura cepa y de radiología invertida. Algunos me llamarán ingeniero, otros experimentalista, otros frutero y otros simplemente ni me llamarán bien porque no tengan mi número o porque no les quede saldo en la tarjeta prepago. Vete tú a saber. Hace unos “posts” hablé de mi laboratorio y de la curiosa reacción nuclear de unas naranjas que había en mi casa. Pues bien, aquí muestro el experimento (para los que tengan como máxime ese dicho de: tú vas por el campo y ves una naranja en el suelo. ¿Estás seguro de que es una naranja? Y uno le dice a ese: Pues si claro, si veo una naranja es una naranja, ¿qué coño va a ser si no? Y salta y dice éste: - Pues no, porque puede ser media, imbécil.) Ya se sabe, por eso de la teoría de una esfera, que uno se cree que es esfera por la redondez de las tasas de transferencia, pero luego puede que sea semiesfera, hay una parte siempre que no se ve. De hecho creo que si la luna no la hubieran pisado ya Amstrong y todos estos, yo diría que es semiesférica, vamos, media naranja, un casco, media sandía, lo que se quiera usar como ejemplo, pero entiéndaseme. Pues aquí está la naranja completa (en la foto) para que no quepan dudas. Sometida ésta a miméticos espasmos, con descargas eléctricas bajo sometimiento en sales yodadas diluidas en agua semilíquida con otra concentración (por si algún científico lee esto la concentración es: {µ-Ø ≠ + ⅖ ≥ residual AP}). Pero no trate de experimentar por su cuenta, esto es más serio de lo que pareciera. De hecho creo que una pequeña radiación atómica durante mi experimento ha dañado seriamente mi pié izquierdo y es posible que se haga extensible a pesar de los ungüentos. ¿Cojera? No, no creo, aunque no se descarta.

La fotografía (la cual puede pulsar para ampliar y ver a escala mayor) muestra el proceso de sometimiento de las sales y las descargas eléctricas de ± 4000 A. La oxidación del producto es más que evidente y en tan sólo 7 días (con aplicaciones de descargas y sometimiento mediante diálisis de las sales con 8Ais (Acidez Inicial de Sales) ). Uno ve expresamente una oxidación acelerada (una naranja no suele tardar 7 días en coger tal aspecto putrefacto).

Así mismo, estas naranjas, como ya se dijo en su momento poseen protones y neutrones por toda su masa con partículas activas (electrones) que hacen que sean atómicas. Lo único que se hace con éste proceso es acelerar e incrementar la fuerza, es por eso que al 6º día ya pueden atisbarse movimientos lumínicos alrededor de dicha naranja. Al séptimo día es mucho más evidente e intenso, y al mismo tiempo peligroso. Tocar esta naranja, no sólo en el 7º día cuando los indicios atómicos son evidentes, sino desde el inicio del procedimiento experimental, es tan peligroso que podría producir efectos irreversibles para la salud. Que me lo digan a mi, pero vaya que no me importa, a veces es mejor morir por la causa que causar morir. Cuidado con lo inverso. Que no es ni in ni verso.
Así mismo, esta actividad nuclear en el interior de la naranja hace que sirva como recurso energético, pudiéndose incluso conectar aparatos eléctricos de alto voltaje a dicha naranja. La duración estimada (dependiendo de si el electrodoméstico es de clase A ó C ó D) varía ya que poseen diferentes baremos de consumo. Por lo tanto deberá consultar a su proveedor de electrodomésticos o el manual de instrucciones de su aparato (Entiéndase como su aparato por un aparato eléctrico que sea suyo, es decir, en propiedad, pagado ya o como máximo a falta de 5 recibos de no menos de 29,90 €/mes de financiación). Ahora se está inventando un envase que pueda portar estas naranjas sin que ello suponga un riesgo implícito de transporte y manipulación.
El zumo de estas naranjas (verde friegasuelos de lima-limão como el que se vende en el Mercadona) ha sido probado sobre diferentes “engines” motores y soportes, dando resultados impresionantes que pueden cambiar el hábito de consumo de recursos energéticos como el petróleo. (Esto lo digo por si algún “jeque” árabe quiere sobornarme para comprarme la idea y así quitarla del medio. Estoy abierto a todo tipo de trato. La pela es la pela, y como de esto no se come, pues ya se sabe… que yo soy fiel a mis principios de científico, vamos acabo e empezar, muchos principios no tengo, pero los que tengo no van a cambiar por tener 400 ó 500 millones de € en el bolsillo, como mucho se transformarán, pero cambiar… eso lo dudo…) De todos modos, cuidado, porque como vengan a secuestrarme, aniquilarme o en su defecto quitarme del medio, les advierto… tengo el laboratorio minado de estas naranjas… un paso en falso… y caerán fulminados.

Ahora me toca sentarme a esperar a que la vida me cambie. Internet tiene estas cosas, un día eres un miserable, y al día siguiente… quien sabe…

Un saludo desde el laboratorio sobrino excienceperiments©

miércoles, 22 de abril de 2009

chek point | mukkia

A saber, mirar desde aquí también es posible. ¿Dónde no? Al fin y al cabo es una manera de bilocarme, de mantenerme mutuo y per mutuo, y de acuerdo nada, ni tan siquiera queda un infante por las calles. Desde aquí mido mis pasos más frecuentemente, las alturas se miden en pies, los espacios en millas. Nueva vida, y de repente, delante de mí, otro bello paisaje. Sacar lo mejor de uno mismo para con el lugar, debería ser igualmente gratuito. Desde aquí veo una maceta con módem USB integrado de flores naranjas. Ya está, era fácil, cuando más naranjas son es a eso de las 13:04. De fondo hay un vano oscuro que las hace más almibares aún. Irradian una luz tan potente que duelen incluso los ojos si miras sin protector solar nº 15. Para que luego me digan que, por dar 50 vueltas sobre mí mismo y caerme al suelo mareado, estoy tonto… marearse al fin y al cabo no es más que dejar de ser consciente peer to peer. Si el proceso por el cual se llega a ello es voluntario o no, eso no es importante. Maréese, quizá ahí se encuentra la felicidad. ¿Quién sabe?. Besos desde Argónida.

viernes, 17 de abril de 2009

willkommen | tschüss

(Imagen diseñada por José Manuel Sobrino Carrasco. Uso limitado & no comercial. Publicada el 17/4/09)

Dicen las lenguas antiguas extendidas hasta nuestros días que cuando las Españas eran enormemente extensas en tierra y mar, en ellas no llegaba a ponerse el sol.

Las Españas… aquellos dimes y diretes en lenguas vernáculas… aquellos “tú dime que yo te amo”. Bésame hasta que púdranseme los ojos de no mirarte.

Ya sólo nos queda una… y podría decirse que ni queda, porque realmente es absurda la existencia de nombres y líneas imaginarias en la tierra. Una línea imaginaria debe servir para trazar un camino mental, una referencia espacial que nos ayude a desplazarnos y/o ubicarnos en el espacio. Un plano cartográfico, una carta de vuelo, la vía láctea (aunque visible), las trazas del universo entre astro y astro.

¿Pero en la tierra? De qué sirve saber si estoy en Francia o en Alemania, en Kazajistán o en Namibia. Puedo atravesarme el mundo a pié sin saber sobre qué país camino sin que ello dificulte mi marcha o mi viaje. Puedo cruzar 8341 fronteras diferentes (de municipios, provincias, comunidades autónomas, países…) hay tantas líneas imaginarias… tantas como su inutilidad.

Absurdo es el hombre porque pone límites a todo lo que toca. Maldita sea…

Siempre tuve una curiosidad amable que contar de mi vida transfronteriza. Hace dos años viajé a la República Checa para ver a mi amigo Lukas, con el que compartí casa en Inglaterra durante un mes y medio.

Nos hicimos tan buenos amigos que decidí marcharme a visitarlo a Praga (aunque él vivía en Žatecká). Viajé desde Londres en un viaje que me sorprendió por lo económico que era (no llegó a los 80 euros ida y vuelta, creo que aún guardo el billete).

Durante el viaje en autobús (que duró unas 22 horas) pude leer, escribir, dibujar, sonreír, ver tres películas en Inglés, dormirme 4 horas en intervalos de 30 minutos cada 5 horas… hablar con todos los viajeros (todos eran jóvenes estudiantes) y en ningún momento supe si estaba en Francia, en Alemania, en Bélgica o en “ChekeRepúblic” como decía Lukas en un inglés muy rápido trabalengüístico.

Si supe detectar los montes y bosques, las balsas de agua, los frondosos paisajes. A qué trozo de tierra de estado perteneciera me importaba un bledo, un real pepino, digamos que me era prácticamente indiferente. No lo supe en su momento ni quiero saberlo. No lo necesito.

Recuerdo que paramos en una estación de servicio en la frontera entre Bélgica y Alemania. Me bajé del autobús y di un paseo por el lugar con un abrigo de paño gris hasta los ojos (era noviembre y había restos de nieve bastante abundantes pero no mezquinos). Mientras me fumaba un cigarro anduve por la cuneta de la vía de servicio hasta un letrero de color verde con inscripciones en varios idiomas. Nada de español, tampoco era necesario. En inglés decía que tras ese cartel yo estaría pisando suelo Deutschlandés. Al darme la vuelta, y regresar a la estación de servicio vi de cara los carteles señaléticos que había dejado a las espaldas y que no había visto. Ahora veía una señal roja al otro lado de la carretera que decía “Bienvenue” (Bienvenidos a Bélgica) Pues bien, entre el inicio de una señal hasta la otra longitudinalmente en la carretera había una separación de unos 12 metros. Esos 12 metros no pertenecen a nadie, es tierra de nadie. Es de quien la pisa, y con suerte, de quien viva en ella. Miré al suelo y vi una extraña criatura animal de color negro. Tenía una piel muy punzante con pelo muy grueso. Solo pude ver eso de ella, y un hocico muy simpático. Era al atardecer y las luces de los coches al pasar me deslumbraban un poco. Pero pensé: esta criatura vive en un país que quizá es suyo, un país más largo que ancho (12 metros de ancho) pero quien sabe cuan largo puede llegar a ser.

EN esos 12 metros rectilíneos había 2 bienvenidas y dos despedidas. Una bienvenida en alemán (Willkommen) otra en francés (Von voyage) y decía Bienvenue a la vez pero 12 metros más allá. El que viva en esos 12 metros nunca será bienvenido y despedido en cuestión de segundos… al final regresé al autobús sin saber si estaba siendo bienvenido, despedido, willkommenido…

En un momento pisé pues 3 países a la vez. Bueno 2, porque no pude abrirme de piernas 12 metros para pisarlos a la vez los 3, pero no creáis que no lo intenté.

Luego una vez en Praga, viendo el caudal del río Moldava desde la ventana del salón de Lukas pensé en por qué entre país y país hay tanto espacio intermedio. Es para que nadie pueda decir que pisoteó a dos países a la vez. O que estuvo en dos países a la vez… eso sería una locura…

Haga este ejercicio: mire un mapamundi con todos los países delineados. Ahora mire otro de europa solo, más geográfico (no político). ¿Cambia algo?. ¿Se da cuenta de para qué sirven las fronteras? Da lo mismo que estén como que no.

Viajen cuanto quieran, desvívanse por no quedarse quietos en un lugar toda la vida, muévanse, dense prisa, visiten aquellos lugares que ni tan siquiera imaginaron nunca que pudieran llegar a existir, existan hoy sobre una duna desértica y naveguen mañana en un fiordo noruego montados en la proa de uno de esos cargueros de flota. Hagan lo que les plazca con el mundo siempre y cuando lo respeten, pero eso sí, no piensen en fronteras… piensen en que pisan una duna, navegan en un fiordo, pisan hielo glacial (eso quiere decir que están muy al norte o muy al sur de su propia casa), doquier que se encuentren oriéntense mediante/con las estrellas, los puntos cardinales, un mapa sin fronteras, el sol, la temperatura, la humedad en las caras de un árbol… precisen de lo que quieran para ubicarse (que tampoco es necesario). Las fronteras solo sirvieron y se inventaron para determinar el poder de un poderoso, para determinar “qué es mío y que es tuyo”. Pero cuando viaje, si es viajero de verdad, no sentirá que cruza líneas imaginarias, sino que surca un mundo ilimitado.

Si alguna vez nos reciben en otras tierras que sea con una buena copa de vino y sin lluvia. Y si llueve que sean copas de vino.

Willkommen. Denme y reciban un beso. Feliz día.

miércoles, 15 de abril de 2009

Saber "watch"

Aquí vivo yo ahora. Me despierto y me subo al tejado, para ver más altivo las zonas del pensamiento y del paisaje. Mientras, mastico una fruta muy ácida y muy dulce. De fondo suenan músicas como venidas de la estrella que ves al fondo, melodías gruesas y muy armónicas. Desde aquí pienso que para ser feliz, sólo hay que saber mirar. Silencio absoluto, sólo así sabré cuán amplias son tus escenas...

domingo, 12 de abril de 2009

Marcos era...

Marcos era un joven singular de 52 años. Nos conocimos una mañana de diciembre, alrededor de las 9 hace cinco años. Recuerdo que él vestía un abrigo de antelina gris con botones rematados en cuero pardo cartoné. Debajo llevaba un jersey de punto como hecho a mano de líneas grises y negras muy gruesas, una bufanda negra y unos pantalones de pana beige parisino. Los zapatos no los recuerdo con nitidez, pero juraría que eran marrones.

Sus gafas eran singulares de un alambre fino muy menudo, con las lentes circulares y que le permitían un rostro despejado. Era igual de alto que yo, las manos muy finas con manicura desechada por pérdida de tiempo. Siempre llevaba un pañuelo atado al cuello, con un nudo muy despreocupado, pequeño y siempre muy a juego con el tono de sus ojos. A veces, si el día era perecedero, elegía pañuelos con motivos decorativos muy chapados a la antigua. Bellos como ellos solos.

Marcos era arquitecto y en éstos últimos años había cambiado su concepción de ver el espacio construido… él mismo decía que le encantaba ser creativo y abandonar las líneas clásicas.

Tenía los ojos pardos, marrones muy siena siciliana. Su piel era muy blanquecina, tendiendo a carnal, su mujer es hermosa y bella, Cecilia, el que por siempre será el amor de su vida.

A Marcos le encantaban las nubes y el humo, odiaba el ruido de las máquinas. Amaba la paella en el patio de detrás de su casa los domingos rodeado de sus mejores amigos que casi al completo eran su familia. Repelía los amores no vividos.

Me pidió unas 83 veces que me casara con su hija, Cecilia, que tenía 2 años menos que yo y solfea muy bien temas de cantantes “fall in love” de los 30.

Me regaló una vez un cuaderno en blanco que tardé tan sólo 3 meses en completar con dibujos y reflexiones que después él leyó y reinterpretó dedicándole un ratito cada noche durante otros 3 meses.

Su hijo Daniel fue convirtiéndose poco a poco en una parte importante de mí. Nos hicimos vastos amigos. Me recitaba poemas de amor casi todas las tardes a orillas del Guadalquivir pidiéndome su opinión para cerrarlas y enviárselas a Úrsula, una rusa muy albina que terminó por romperle el corazón una tarde de Mayo cuando todo el mundo dormía la siesta.

Y así me convertí en el invitado culmen de las paellas cada domingo en el patio de detrás de la casa de Marcos y Daniel. Padre e hijo simulaban teoremas extraños sobre el amor y la vida. A Marcos le encantaba impacientar a su hijo lanzándole sarcasmos inventados en ruso tales como aquel que me hizo llorar de felicidad un domingo:- “Eres un Kalavnikov sin ánimo de disparar”, o aquel que a mí me dejó obsoleto cuando dijo, mientras resolvía el arroz:- “Mi hijo ha salido débil, yo sin embargo hubiera peregrinado hasta la misma Rusia caminando para decirle aunque sea que me olvide”.

Aquella frase me tuvo una semana en vilo… bendito vilo…

Lo que ocurría con Marcos era que dictaba las frases como si vomitase dialéctica hedionda y bella… no pensaba lo que decía, lo decía porque le iba la vida en ello. Era convincente y osado, muy refinado y amante del jazz.

Después de la paella siempre solíamos sentarnos a tomar mate mientras hablábamos y parodiábamos sobre cosas imbéciles de nuestras vidas. Siempre había algo en común, nunca había nada que guardarse.

Marcos era sarcástico, humorístico y leal a la risa, inteligente y muy voraz, enérgico, vivaz y fumaba en pipa 3 días en semana.

Siempre que me veía me daba un abrazo, me daba un beso y me preguntaba que por qué no me casaba con su hija. ¿Siempre igual Don Marcos?- le decía yo. Y le arrebataba una risa impávida, porque odiaba que yo le dijera Don precedido siempre de su nombre.

Marcos era un hombre que hoy ya no está, porque morir…nunca… eso si que no. No sabes cuánto te echaré de menos Don Marcos… me has dejado la voz en off… no me lo esperaba…

Descansa en paz.

martes, 7 de abril de 2009

Atomic orange

Antes, como mucho, la mahonesa era Ligeresa, a secas, ya está, no más, no insistas. Eso quería decir que estaba hecha con poco aceite, y que al huevo le habían quitado las grasas saturadas de la albúmina así como sus proteínas (no todas, tampoco era necesario). Bueno pues ahora está la Mahonesa Ω3 que posee potasio, omega 3 (por si no había quedado suficientemente claro), triglicéridos, minerales M-153,154 y 189 todos ellos activos, “l”caseis, calcio, magnesio, inhibidores de frecuencia, es baja en grasas, en calorías, en kilojulios y sales… Pero tranquilos, porque aparece un adhesivo verde circular donde, para abrir el recipiente, has de leer: Hecho con aceite Virgen Extra, (100% por si te había quedado alguna duda). Y sea como fuere, lo es, es de aceite de oliva virgen extra 100% (por el precio debería serlo) aunque éste aceite de ésta mahonesa en concreto proceda de una pócima secreta venida de semillas de girasol pero que lleva unos polvos mágicos que hacen que tenga un sabor a oliva con un 61,8 % de acidez. (Grado propio para un paladar exigente de ciudad que lo más cerca que ha visto un buen aceite de oliva ha sido en una pantalla TFT de 19”). Vamos, igualita como la que hacía Mamá con el aceite que le daba la abuela cuando íbamos al pueblo, cuando uno presumía de ser pequeño claro… y cuya mahonesa/mayonesa era el mejunje perfecto para ese espárrago blanco grueso y tierno… pues esa. Mamá tardaba 3 minutos en hacerla… y eso si no se le cortaba por la acción del huevo con el aceite… (coeficientes de saturación disimiles). Esta gente de la “Nueva supermágica Mahonesa baja en todo y alta en todo que viene a ser la ostia en todo” la hace en cinco minutos, pero eso si, en 5 minutos hace lo equivalente a lo que mamá para hacer debería pasarse unos 7 meses haciendo Mahonesa sin parar. Pobre Mamá. Mamá, si lees esto no pienses ni que estoy loco ni te me pongas ahora a hacer mahonesa, porque tú sabes que no es tiempo, que con el calor no es tiempo de mahonesa, es tiempo de algo más ligero, y menos enfermizo (por el riesgo a salmonella y botulismo). Mamá sabía siempre lo que se hacía. Yo recuerdo que con un golpe en el borde del recipiente donde la batía, ajustaba todos los hidratos, proteínas, calcios y magnesios, los triglicéridos y los “elecaséis” (LK6), todo en un solo golpe. Ayer me hizo mahonesa para el experimento en el laboratorio. La tengo en el laboratorio. ¿Los resultados? Saltan a la vista… he unido ligeresa con “mamáhonesa”. No tienen nada que ver. Ligeresa es cadavérica bajo la lente de 300x de zoom… “mamáhonesa es maravillosamente real, sus moléculas son bellas, uniformes, redondas como mundos, el color es ámbar y la pared molecular es gruesa, muy hidratada. De Ligeresa ni hablo… Un cristal bajo el microscopio con una muestra de ambas a la vez delata a Ligeresa. No hace ni falta… el aspecto es muy diferente… claro que para saber si lo que tenemos es bueno o no siempre hace falta tener un referente, otra cosa a lado, con la que comparar, observar, distinguir y emitir un juicio justo. Si vamos a ser injustos mejor quedémonos en casa. ¡Que ambas cosas hablen por sí solas y que gane la mejor!. “Mamáhonesa gana”. El vacío que se le hace al bote de Ligeresa Ω3 es mediante procedimiento calorífico para que las moléculas de O2 se gasifiquen y salgan dejando el bote sin aire (por eso suena el Ploc! al abrirla). Pero la mahonesa no debe calentarse… si se hace después ocurre lo que se ve (una concentración gelatinosa en la superficie… y aunque no se vea en algunos casos, un pequeño hilo amarillento alrededor. Mamá hacía el procedimiento del vacío mediante el baño María… pero a la mahonesa… mamá nunca metería mahonesa al baño María. Con todo pasa igual. En mi laboratorio tengo muestras diseccionadas de al menos 9 marcas de mahonesa/mayonesa, 5 de queso “fresco”, 7 de verduras, 5 de tomates triturados, en trozos y enteros, 11 muestras de aguas de diferentes lugares y colores, sabores y concentraciones. 8 muestras de pescados envasados en aceite (esto incluye atún, caballas, ventresca, lubina, merluza y una variedad de moluscos tales como mejillón dorado, pulpo y calamar con y sin tinta (quien dice tinta dice colorante con una sedimentación rápida que recubre y baña al producto en sí). Refiérome a: la tinta del calamar, sirva éste como ejemplo, es un líquido (sustancia) que éste molusco cefalópodo segrega para teñir el agua y así escapar (huir) de sus perseguidores. Esto quiere decir: si deseas comer una tinta de calamar confitada perfectamente y con su sabor característico y esto deseas obtenerlo de un recipiente de hojalata, deberías pues lanzar dicha lata por el suelo del supermercado (mejor si ésta es redonda para que así ruede y pueda iniciarse una persecución) y “perseguir” a dicha lata durante al menos 4 segundos. No vale lanzarla como disimulando debajo de las estanterías del súper y después cogerla (así el calamar no se siente perseguido y por lo tanto no segrega la tinta). Para ello láncela, y corra tras ella, así el calamar quizá segregue su característica tinta y usted disfrute del sabor característico (que por cierto es amargo y no salado ni negro rojizo de pimentón como es el de la lata). Compruebe si así lo desea, compruebe… en mi muestra colocada en el dispensador de elementos por masas (fuerzas centrífugas) las partículas colorantes-pigmentarias negras salen fuera (pesan más que el líquido acuoso hidratado con el que se mezclan como médium que parece aceite y que no solo lo parece sino que lo es, pero en muy baja cantidad y esa baja cantidad está incluida por su propiedad conservante, no olvidemos que la densidad del aceite aísla completamente lo cubierto por ella haciendo así un vacío efectivo. Esta densidad hace que el producto esté impermeabilizado (cinéticamente es entendible). En el microscopio he observado que este aceite es transparente (es una mezcla química con otros elementos tensioactivos que recubren el producto y generan una masa uniforme. La tinta del calamar por lo tanto debe haberse quedado perdida por el camino (o ha debido ser comprada por restaurantes caros y lujosos que no usan tinta de lata precisamente). Lo peor de todo y más alarmante es que he cogido una naranja del cesto y al diseminarla y coger un trozo de cáscara blanca interior… han salido dos partículas de masa atómica (vamos que he visto protones y neutrones y alrededor una gran cantidad de electrones. Esto me ha alertado tanto que estoy pensando en invertir en mi laboratorio un poco más de dinero (esto empezó como un hobby para medir el agua de un pozo, calidad de tierra, de abonos, fertilizantes… pero ahora que me he puesto a investigar… y me sale esto… una naranja atómica… puede que el mundo esté en mis manos y yo sin darme cuenta… de que tengo un naranjo atómico… Obama y los rusos deberían echarse a temblar… ¿quién ha dicho arma de destrucción masiva? No no… perdone… es “naranja de cáscara atómica, “atomic orange vamos”. Bueno, ahora me toca descansar. Llevo un día de laboratorio muy intenso… prometo controlar la calidad de lo que comes, y así, cuidar de ti como te mereces. Y negociar con los altos cargos sobre el poder del mundo, para que por lo menos, este trocito tuyo y mío, sobre el que dormimos y amamos cada noche, sea siempre libre y nuestro. (Ahora suena una especie de música ultrasónica y aparece un calamar con 124 tentáculos y 45 ventosas en cada uno de ellos (por lo tanto 5580 ventosas en total). Me rodea la cintura y me engulle después de segregarme con tinta negra toda la camiseta blanca de fibras de algodón almidonado. Yo me limpio la frente, lo miro y le digo: ¡Qué haces aquí! ¡Te dije que te metieras en la lata!). FIN DEL ACTO I. Soy feliz. Sean felices ustedes homónimamente. Y sonrían. Un fuerte abrazo.

viernes, 3 de abril de 2009

imbécil perhaps

Tocado y hundido. Hay sol.

No sabría explicar cómo… es una especie de atracción casi sexual, un tanto omnipotente diría incluso… puedo estar sin pensar en ello durante horas, incluso días… pero voy acumulando participios y cosas, pequeñas estructuras y esquemas literarios silenciosos, a veces pequeñas fórmulas que me repito a mi mismo espasmódicamente hasta llegar a la sucesión del puro cansancio… creo que es un método de mantenerme alerta, de estar conectado a mí mismo. Es un apetito voraz que me lleva a escribir… y siempre sin esperarlo.

Así, hoy mismo por ejemplo, me apetece hablar de mí. Airear un poco mi vida y hacer público lo más mío y privado. Así es.

Me he equivocado muchas veces en mi vida, pero siempre fui feliz, creía en lo que hacía y mantuve la sonrisa siempre altiva. (Eso más que un objetivo era una forma de vida). Aunque a veces debo reconocer que he perdido el tiempo sin poder hacer nada por evitarlo.

He configurado un modo de vida en el que confío, y confío en él porque no sé cual ni cómo es, no se rige por ninguna norma ni coexiste preestablecido por nada. Tan sólo sé que me hace responsable de lo que viva y de lo vivido.

Vivir. Esta vez me pilló con las defensas bajas… baja la guardia e incluso las manos, la mirada y el espíritu… siempre me ocurre lo mismo, doy lo mejor de mí y acabo cavando una zanja donde sepultar la peor versión de mi mismo. Esta vez puedo justificártelo, si claro que si, por supuesto…

Puede que haya pecado un tanto de imbécil… de iluso, de mimético y un tanto de hiperlúcuo. Pero deberías comprenderme… Resulta que de pronto un día me vi embalando mi vida en cajas de cartón y cinta adhesiva, recogiendo mis plantas, mis lámparas, mis cuadros y mis atuendos, mis libros y una pequeña alfombra de tiras de madera que pisaba cada mañana al despertar… Día a día fui viendo pasar como una película velada toda mi historia… incluso imaginaba los campos de batallas, los reinos y las penínsulas compartidas… las fronteras y los mapas. Mientras, recuerdo que olía a una especie de salsa vegetal y recordaba todos los momentos felices…

Tú estabas ahí… cerca… constante… epicúrea… muy suave… muy aguda… y poquito a poco se me fue de puritito rumor el vacío de abandonar esos espacios que ya sentía un poco míos.

Me retiré tan feliz que ni miré hacia atrás… mientras cruzaba los puentes y las calles donde otros días viví adverbios y soplé velas de marfil crispado…

Ahora que no estoy allí, veo esas habitaciones vacías, los muros sin nada, la mesa vacante, las persianas bajadas, ni una sola pizca de luz en el salón, ni tan siquiera un olor, ni un ruido, acaso un rumor muy áspero venido de la calle, como de una calle adyacente… solapado con el sonido en “stand by” del frigorífico. Pero, ni un solo chasquido de mis pasos al marcharse… todo fue tan rápido y tan deseado que ni siquiera me paré a sentir que me marchaba.

Hoy, veo y vivo una nueva vida, llena de sol y nuevos olores, hay más sonidos y me concentro mejor, he adquirido la sana costumbre de soñar todas las noches con cosas que desconozco… entre ellas estás tú, muy quieta y distante, apopléjica y muy diminuta… acaso hablas nada, ni siquiera balbuceas. Y eso me hace despertar y quedarme unos minutos en vigilia masticando alguna fruta dulce hasta que vuelvo a dormirme con los labios pegados por el almíbar.

Qué diferencia pues de cuando soñaba contigo y me imbuías enfermedades dromedarias, turbado de deseo por ser deseo, y tus brazos largos y exquisitos me envolvían sin asfixiarme…

Te faltó tiempo para hacerme una cruz y no querer saber nada de mí, ni tan siquiera te preocupaste de saber si mi cuerpo sigue teniendo algo de cuerpo, o si mis manos se mantienen tibias, o si soy un payaso meditado. Dices: - Se acabó el circo.

Hiperlúcua no existe, pero es un esquema silencioso de la lengua castellana, o vernácula vete a saber, pero que tengo en mi cabeza… y para mí sí significa muchas cosas. Lástima que para ti no sea yo hiperlúcuo. Imbécil perhaps.

ACTO III

Ahora es un momento tenso de la escena, ella levanta la mirada y hace un extraño chasquido con los dedos. Tras de sí, y con la mirada en otro lugar dice: -Tengo una idea, vete y no vuelvas.

Y yo que había emprendido ya un viaje de 3cientos de kilómetros hacia ella, en el kilómetro 1, hago un giro y doy me la vuelta… ¡soy un imbécil! (dice una voz en off como salida de una nube).

Ahora yo me detengo y hago un chasquido muy sonoro y digo: - EPISODE III | i´m not in crisis. Voy a continuar con mi viaje de 3cientos de kilómetros… pero haré uno más, porque quizá tras de ti esté mi verano más perfecto. (Y hago un nuevo giro continuando la misma dirección que un minuto antes).

No estoy decepcionado… estoy difuso. ¡Ponte las gafas!. Me siento triste… pero desde éste mi satélite, toco con la yema de los dedos el mundo… y tu dices haberte marchado de él. ¡imbécil perhaps!

Fue pues un placer. Disculpe las posibles molestias & Destape la felicidad.

(Se cierra el telón, pero se queda enganchado en un saliente del decorado de cartón piedra. El protagonista principal sale a desengancharlo rápidamente, con tal mala suerte que tropieza con sus propios pasos y cae al suelo “isofacto” muriendo sin calcular la distancia y sin que los médicos asistentes en la sala (3) puedan hacer nada por salvar su vida).

Género: Tragicomedia. No todo termina como nos gustaría, y si no que me lo digan a mí.

Pero seremos felices… eso siempre. Despreocúpense de eso, atiendan a la crisis.

(Al escuchar la palabra crisis, el protagonista, que se haya tendido sobre el escenario, recupera el pulso y las constantes vitales, haciendo que la sala se ponga en pié y aplauda pavorosamente.)

FIN.

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