domingo, 25 de abril de 2010

que manera más tonta de emocionarme...



Hoy quiero compartir una emoción.

Porque hay muchas cosas que pueden llegar a emocionarnos hasta provocar que nuestro cuerpo tirite e incluso se tambalee. La palabra "emoción" por si sola ya posee significancia y expresa, sin asomarse a la semántica, pura emoción.

Es como cuando viajamos o caminamos o estamos en un lugar y alguien a varios metros pronuncia "emoción". No podemos resistirnos a mirar mientras sentimos un cosquilleo y una curiosidad como intuitiva a saber qué o quién lo produce, cómo y por qué y con qué intensidad.

Sin buscar más allá de lo meramente visible, las emociones producen alteraciones físicas como erizamiento del bello, leve o moderado humedecimiento del cristalino, ligera conmoción e inclinación del cuerpo, alteración en los movimientos (externos).

Porque lo interno es otra cosa. Tensión muscular agradable, como originada por un placer cognoscitivo, con una mezcla de nostalgia, como que nos recuerda a algo. Por eso nos emocionamos, porque en la emoción reconocemos otros adjetivos vividos o por vivir.

Eso ocurre con el último anuncio de Renfe. Es cierto que mis conocimientos en plástica y visual hacen que mantenga una disposición y una atención visual más activa. Pero eso no justifica que quien lo vea, aún sin tener ni idea de imagen visual y de percepción, se emocione.

Pero, ¿qué emociona realmente de este spot? ¿Cómo y por qué?, ¿Por qué en tan poco tiempo?.

Hay varios motivos que justifican la emoción hasta límites insospechados.

Todos ellos están unidos entre sí, son como un cúmulo que nos explota en forma multicolor, aún cuando más de la mitad del spot se emite en blanco y negro.

Primero la imagen del tren. No un tren cualquiera, sino una máquina de vapor. Evoca tiempos pasados. La nostalgia. El simple hecho de mostrar una imagen en blanco y negro nos incita a viajar en el tiempo, a mirar atrás y recorrer de arriba a abajo los cajones de nuestra infancia más lejana y la de nuestros antepasados. 

Precisamente el tren, el medio que "acerca a personas" y que a muy seguro toda la humanidad ha utilizado alguna vez como medio de transporte. En el tren además suceden historias que no suceden en otros medios de transporte. 
El sonido de fondo, la fugacidad de los paisajes y el simple hecho de que se trata de un medio que utiliza dos rectas de hierro que fugan en un punto lejano, como infinito.

El tren es nostalgia. Por pura sucesión simbólica. Y más aún si se rememora en su versión más antigua, la de vapor, y más aún si se hace en blanco y negro.

Con este inicio (llevado al extremo con un maravilloso adiós de una madre y un hijo desde una estación de las de siempre) uno ya sabe que lo que viene después sólo puede ser mejorado por lo que en efecto ocurre: la conversación de dos hombres prendados de esfuerzo, sudor y carbonilla. Rodeado de mandos y de un ruido que llega hasta el fondo de los sentidos.

Resignados por un futuro incierto, por el de su descendencia y las decisiones de los mismos. Venidos a menos por lo que vino a ser el boom aéreo.

Ellos no paran en el reducido espacio (físico de la máquina y de tiempo de duración del spot). Parecen tener sed y sueño, hambre y bondad.

Y hay un rayo de esperanza, la cámara enfoca al sol justo antes de entrar en el túnel oscuro e incierto...

Hay un vacío ensordecedor tras la bocina de advertencia de que se aproxima el túnel.

Son 2 segundos de indecisión, donde inevitablemente uno queda inmiscuido en un halo de tristeza como obligada.

¿Y qué hay tras el túnel? Luz. Luz y voces. Un ser lleno de gozo grita como emulando a un gentío. No hay ubicación cierta. Bien podrían ser las puertas del cielo como un amplio campo de castilla a una hora cercana al crepúsculo.

Vuelve el color. El nieto va a ser maquinista. 

Ricardo suelta su bastón y abraza al abuelo enérgico y feliz. 

Sin duda alguna el protagonista del spot, a primera impresión claro, es ese abuelo que goza de la felicidad de un nieto que va a ser maquinista.

Pero, cuando pasa el siguiente spot, y uno se calmado emocionalmente, es decir, cuando los fluidos vuelven poco a poco a su fluidez normal aproximada, cuando el bello vuelve a su posición de origen y los sentidos se recolocan, en frio, uno piensa... ¿Qué hacía Ricardo en mitad de ese campo yermo y vacío?
Y se acuerda de la ultima imagen: ambos están mirando el paso de una lanzadera.... Pues ¡Ricardo, estaba allí porque va a ver pasar el tren cada tarde!. Da igual que no veamos más capitulos. No es necesario. Sabemos que Ricardo se sienta allí para ver pasar el tren cada tarde... ¿No es maravilloso?

De repente vuelve a manifestarse la emoción por todo nuestro cuerpo, a modo de espíritu que se apodera de nosotros poniéndolo todo patas arriba mientras de fondo vemos, ahora, el anuncio de un yogurt.

Por eso da igual... la emoción anterior ha conseguido crear un espacio-tiempo mental insustituible... es como un play mental.

Después hay recursos publicitarios más que evidentes y que funcionan a la perfección (fieles a la filosofía de lo que trata: "El tren vuelve a estar en el centro de nuestras vidas". Es más que cierto que la frase da vértigo de lo bien situada que está en el tiempo, la imagen fija que se crea (mental y registrada) bien vale lo que produce: un placer compartido, único y con principio de unicidad.

Y si todo lo explicado no era suficiente, lo mezclamos con la música. Música adadaptada de manera brillante al anuncio. Simple, no disipa la continuidad. Acelera el pulso aún siendo sencilla. Es como una caja de música histórica que está en mitad del campo. Ayuda a entender y a emocionar, como no, siempre la música...


Es sin duda un homenaje a todos los que han hecho posible "acercar personas". Un trabajo, el de maquinista, que se antoja bello y trascendental.


Desde luego no se puede decir más en menos ni con menos. Tampoco creo que con más debería ni podría decirse.


Las palabras están justamente donde deben estar, la música culmina y eleva. Y más teniendo en cuenta lo difícil que es decir las cosas que realmente buscan emocionar a toda prisa...

Hay trenes y estaciones que han inspirado a artistas y directores de cine. En sí el tren y toda su logística inspira magia. Magia de los sentidos y las emociones.

Y no se sabe bien por qué. Aunque tampoco es necesario saberlo. Emociona y con eso es suficiente.

Enhorabuena a Renfe, Adif o quien quiera que haya producido esta pequeña gran película. Porque aunque sea bien corta, se antoja largometraje. Y es que uno puede elaborar pasajes después. Porque es sin duda, una evocación a la vida como proceso integral de lo que amamos.

Y si no que se lo pregunten a Ricardo... que cada tarde (al menos para mi y así lo pensaré por el resto de mis días) se sienta a esperar el paso del tren...


Duerman bien... y emociónense, es una buena práctica...








martes, 13 de abril de 2010

casual amebing

A veces, las casualidades no existen. Como esta música.



Sed felices. Felicidad sin sed.

domingo, 4 de abril de 2010

albuminurofóbico, ¿y qué?



La confusión por pretensión fomenta la ignorancia.
Es una fuente de la que dimana la idiosincrasia. El estupor, la mezquindad. El daño gratuito por que sí. 

Miedo a nada. Vivir con el tacto bastante sensible. Cualidad imprescindible para alcanzar metas con un toque inigualable.

Desearía vivir mi vida otras 2 veces más al menos.
Soy un truhán. Lo reconozco. Pero ¿truhán de qué?. Truhán de índole, capacitado para divertirse y divertir. He vivido sabiendo vivir. Me queda esa sensación después de noches como esta en las que, tras un largo día y una larga noche, regreso a casa y un impulso muy primario me trae hasta las teclas.

Me gusta saborear lo que vivo. Y después, una sonrisa. Siempre...

De todas las cosas que he vivido reconozco la mitad sin vivir, es decir, aquellas que no viví por elección o por descarte.

Siempre hay una elección. Si duermo contigo no puedo estar en otro lugar donde viviría otra cosa.

Si te hago el amor no puedo escuchar al cuarteto de cuerda del Retiro.

Aquella noche en Berlín no me permitió estar en Valparaíso. Y estar sacando un yogurt natural de la heladera a las 4 de la mañana no me permite estar en Lousiana, ni en Amsterdam ni tampoco en el Valle de L'Ampurdá.

Asi que viví lo que me tocó vivir, lo que elegí. 

t=e·v

Wonderful, por no decir espectacular. porque todo ha llevado su tiempo, su velocidad y su espacio...
Espacios... cada cual su decoración. Y cada una de esas decoraciones me recuerda a un lugar que conecta con el siguiente. Cada uno de ellos me deja una sensación. Me atrae la inquietud de sentir que algo de esos luagres donde me tocó vivir pequeños fragmentos de mi vida se quedan para siempre ahí, en el quicio primario del cortex visual, y con la sensación de que algo de mí se queda en esa decoración.

Es como si una fuerza extraña venida de no sé donde trepara por las paredes y por entre los cuadros, las macetas y las ventanas y anidara allí para siempre.

Si pasan los años y regresas al mismo lugar, tu rostro y la vida vivida que dejaste allí, te esperan como impasibles. Y aunque no huela igual, huele muy similar. El cerebro elabora los fluidos necesarios para rememorar aquel preciso olor a verduras con arroz y jengibre, que en mi idioma quiere decir felicidad.

Y el color de las cosas varía también. La temperatura del lugar, el mismo aire que ahora mueve la cortina de la ventana parece repetido y ondula igual la tela. 

Cuando regresas, siempre tienes la sensación de que todas esas cosas llevan mucho tiempo esperándote ahí, con un rumor sordo que penetra intensamente en las sensaciones que te produce mirar, tocar y habitar.

Aquel viaje a Londres y después por toda la costa sureste de Inglaterra me trajo manjares diversos. Hoy quedan aún algunos residuos deliciosos que me hacen gemir de esquina en esquina. Gemir de placer, por no decir of pleasure.

Y es que cuando uno se empeña, casi sin querer, en disfrutar cada millonésima de segundo de ése camino y no otro que ha decidido elegir, se encuentra con noches como esta, en las que se siente como flotando en el aire y buscando dedos en la mano para contar como un infante, las decenas de cosas maravillosas con las que se le vuelve la boca un tanto azucarada.

Pienso en el placer de encontrar espacios sensibles en cada una de las cosas que he hecho. 
No me importa que hagan un cambio horario en cada solsticio semestralmente, ni tampoco que un día el sol decida mostrarse enfermizo. Todos los días tienen una prolongación en el sueño. Aportan nutrientes, serotonina y felicidad.

La sensación que me ahoga esta noche es la de haber vivido una vida maravillosa. La de haber sabido elegir, sin dudar, dejándome llevar y convencido siempre de que, ese tiempo, es ahora la percha donde cuelgo la vida aún por vivir.

Mañana responderé a las preguntas que me hicisteis el viernes. 

Amor... malbendito amor...

Cuidense... y habiten lugares.


jueves, 1 de abril de 2010

quiéreme Please


Me encanta esta frase (si es a las 7 de la mañana mejor aún):

Lo siento, a lo mejor te he despertado... no quería.... pero... yo... es que... verás... pues... resulta... que... Nada. Que quería hacerte sonreír.

Espera. Stop.

Dame un minuto y haré que vuelvas a dormirte. 
(En este momento me pongo en pie sobre la cama y canto un Siboney usando el despertador como maraca)

Shock anafiláctico. Nada de estrategias. Escribir es maravilloso. No es un don, es un doña. Es una capacidad de comunicarse por medio de signos, el lenguaje.
Comunicarse debe ser un intercambio de pensamientos, sentimientos y/o ideas.

Nada preconcebido. Todo es como una especie de memoria de pez. ¡Ploc!

Onomatopeya. Recurso literario mediante el cual se hace sonoro un tránsito verbal escrito. Sirve, entre otras cosas, para llamarte la atención. 
Si, a ti... que es que hace mucho que no me miras... ¿no has visto el tatuaje que me he tatuado?. Valga la redundancia. Pero yo solito. En el baño, mientras me cepillaba enérgicamente los dientes.
Redundancia como repetición voluntaria de una acción con el fin de remarcarla. No se recomienda su uso. 
Aun sin ser recomendado, recomiendo hacerlo. Valga la redundancia.

Una redundancia es tan mal sonante que termina por llamar la atención.

Es como... superman con los calzoncillos por fuera. Es redundante, rojo sobre azul, cálido sobre frio. 

¿Es, en sí, un elemento básico de supervivencia escribir?

Puede. Si en el poder va intrínseco el sobrevivir.

Pero de todos modos, y aunque lo que escribo a veces incluso a mi me sorprende (sobre todo al cabo del tiempo) he decidido no sorprenderme más.

Es una decisión no transitoria. Pensada en sólo 4 minutos y 12 segundos. Suficiente.
No volveré a escribir sobre ti ni volverás a ser actriz de reparto en mis textos.

Decidido
Apostaría a que celebras incluso que no vuelva a escribir sobre ti. ¡Enhorabuena! Si es lo que querías, helo aquí, cumplido tu deseo.

Empiezo a pensar que no deberías haber aparecido. 

Uno aparece porque, para o con el fin de.

Tu apareces sin aparecer.

Creas una especie de halo difuso que si bien, no sirve para otra cosa que para difuminar aún más el presente. Es, literariamente dicho, agua de borrajas.

Empiezo a sentir incluso que te divierte. De hecho ya no lo siento, lo pienso. Ya es de más. Es una pura sucesión de lo anterior. Vienes vestida igual, con las mismas prisas y las mismas pausas. Redundante. Chirriante. Malversante. 

Yo, refiriéndome a mi, no soy quien tu quieres y crees que soy y quizás tú no eres quien yo creo que eres. ¡Qué divertido!.

Mi cabeza de calabaza explica un poco el rumor de lo que siento. Pero estoy más que seguro de que me ves guapo. ¿Como no?

¿Entonces? ¡Ploc!
Memoria de pez.

¿Quienes somos? Somos... las palabras que cuentan lo que somos.

¿Donde vamos a parar? Al lugar de donde vinimos. 

Nada.

¿Y que quieres que haga?

Nada.

¿Entonces? 

Nada.

Pero...

Ni pero ni nada.

¿Me perdonas?

Estás pero-nada.

Y así puede uno pasarse horas y horas, quien sabe si días...

La inspiración es una motivación venida de una energía oculta presente en todas las cosas que nos rodean. Incluso está en las que no nos rodean. Está en una idea, en un recuerdo, en la memoria a veces. Una inspiración es una circunstancia.

Está en lo positivo o en lo negativo de una situación.

Está en el espacio, real y sensible, pensado y materializado donde se disponen todos los elementos, sean éstos visibles o no. 

La combinación y la interacción de dichos elementos puede ser infinita.

Si hay una manzana, un olor a domingo y una textura más o menos densa de tacto, puedo inspirarme o no en cosas relacionadas con dichos elementos o no. Pero si conecto la textura, con el olor a domingo y el tacto más o menos denso y le sumo algo más, puede que surja la energía necesaria que active los campos neuronales, el hipotálamo, los flujos cerebrales, las sensaciones y los sentimientos. Después los recuerdos vendrán en cuestión de diezmilésimas de segundo, y así, correlativamente, se irán activando los diferentes estados emocionales que ponen en marcha la maravillosa anécdota de la inspiración.

En ésta bitácora he escrito poco más de cien textos. De los cuales, apuesto a que más de 24 han sido inspirados por una sola palabra. 

Mandarina, femme, orgasmo, hang out, sun, arándanos... y así muchas más.
Y no porque mandarina en sí posea la suficiente energía para inspirar. Sino porque mandarina en sí, como entidad verbal me recuerda a un preciso instante de mi vida donde tenía un nivel específico de ánimo, de emociones, de olores, de sensaciones... así que mandarina se convierte en título, y si es título adquiere la condición de símbolo. Si es símbolo es un acuerdo que se toma por válido, como un ceda el paso o un stop en condiciones viales.

Solo que en este caso mandarina es un símbolo no universal, sino más bien personal. Y al ser personal adquiere características como la de ser intransferible, única y unitaria.

Puede mutar con el paso del tiempo, madurar o inmadurar. Puede convertirse en punto de inflexión, de encuentro, incluso en virtud o en forma de pensar.


¿que es una situación? inspira... no me digas que no... no es lo mismo cuando lees ésta mandarina que ésta mandarina. 


Ni es lo mismo esta mandarina que ésta otra mandarina.


Porque la mandarina es pequeña. No grande. Y por que es de color mandarina, no de color mandarina (gris). 


Bendita percepción... conos y bastones...


Lo siento si algún acromatópsico (de acromatopsia) está leyendo este ejemplo... 


Por eso tú por ejemplo me inspiras bien. Porque veo todo así como que muy esquemático. Me haces imaginar que también es de suma importancia.¿No crees?.

Un objeto puede convertirse en mil otras cosas diferentes.

Puede llegar a ser impracticable. Sagrado. Penitente. Referente. Tedioso. Agradable. Lo importante es que dicho objeto tenga la propiedad de conectar con el siguiente objeto en la lista de la inspiración.

Una temperatura, un color, el detalle de una fotografía, el tacto de una fruta, piel u objeto, la sensación de una prenda de vestir o de desvestir sobre la piel, la fracción de segundo de una acción, un simple sonido (que sin saber  por qué motivo se convierte en complejo).

Es ahí donde se alían las circunstancias para generar inspiración, cuando una cosa simple se vuelve compleja por circunstancias ajenas a nosotros. Cuando nos damos cuenta, ella, por su forma de ser, mandona, quizás un poco, se convierte en inspiración.


Ella, por sí misma como entidad, más la semisuma de sus circunstancias, genera inspiración. 

Entonces, hablamos de musa.

Y una musa, es un símbolo. Capaz de intensificar la inspiración hasta límites insospechados. 

Yo por ejemplo, me he convertido en una onomatopeya.
¡Ploc!
Memoria de pez.

El ejercicio de hoy es: piensen en algo que les inspire. Después deduzcan si eso que les inspira es o no es para ustedes un símbolo.

Si soy yo quien les inspira tienen un serio problema. Porque eso significaría que soy su musa. Y si soy su musa soy su símbolo. Y los símbolos, deben tratarse como tales.


¿Quiero que seas mi símbolo? Puede...

Por cierto, no aparezcan nunca para no aprecer. Yo les recomiendo que si aparecen después de haber desaparecido lo hagan con el entusiasmo de recuperar el tiempo perdido y de cuantificar aspectos positivos. Para volver al lugar en el que ya estaban antes de regresar, mejor no se muevan. No malgasten energías ni pierdan el tiempo. 

Tengan un feliz día.

Se lo merecen. 







Free counter and web stats