domingo, 18 de septiembre de 2011

Summerend

24003_10150089109215154_656385153_11552768_2657369_n

Mi abuela decía que existe un viento tibio a media altura que anuncia el fin del verano y da entrada a un equinocio santísimo. Una falsa primavera carente de verde y sabia alguna que viene a morir bien entrado el veranillo de San Miguel.

Veranillo de San Miguel, tibio y húmedo, lleno de tardes pajizas y sombras violetas. De paisajes a través de las ventanas, en los que pueden distinguirse 54 tonos de amarillos distintos. Amarillo membrillo, paja, tierra insolvente, trigo, avena, melocotón, amarillo anclado en el horizonte ahora que ya es bien tarde, amarillo pastizal, pimiento ya muy último, hoja de abedul, almendro, castaño y frutal. Amarillo pardusco de vierteaguas en los andenes, amarillo de óxido ferroso, muy brillante, como la fachada de las casonas altas de cualquier ciudad en Septiembre. Veranillo de vuelta a casa, de libélulas azules y abejas en enjambre produciendo zumbido alrededor de las uvas redondas y tersas, dulces y jugosas.

Sólo queda esperar una tormenta, de rayos y centellas color malva, un cielo turbio muy de repente y una lluvia muy gruesa y fría que llega como un aviso ambulante. Es el summerend, el final del verano, el solsticio más odiado y deseado a la vez por muchos.
Es el momento de despedirse del polvo ya raquítico sobre las hojas, los caminos y las veredas, y de la atmósfera misma. De los vientos del sur hechos costumbre, metidos en la memoria más primera por constantes. Despedirse de las corrientes cálidas y de las bandadas de aves con su vuelo errático dirigido a ninguna otra parte que no incluya y concluya en sombra, agua, sueño y aire. De éste estado de duermevela al que un sol de justicia nos ha tenido sometidos, como se somete una boca a un beso o un viajero a su merecido descanso.

Llega el final de éste verano hecho siglo, catapulta y bálsamo. Del frío en el rostro a orillas del atlántico, las tardes llenas de sol vertido por las calles y el sueño corto por diminuto, alertados por un sofocante y sincero calor hecho siroco que sin moverse, está y nos consume odiosos. El fin de andar vagando por ahí como vaga algo que pesa poco y se evapora. Sin pensamiento ni fuerza para soportar ser abducido por las nubes o el universo mismo. 

Esl el momento de sentir una brisa distinta, que nos recuerde que una vez vivimos un veranillo de San Miguel como este. Un viento a media altura que bienpodría ser un susurro, y que todas las aves, incluído yo, encontremos al fin, un norte magnético que nos lleve hasta tí.

Sean felices.
Descansen.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Going to yendo




10 días después de aquel mar obcecado, detecto que al fin te dignaste a cumplir con la cita inaudible, y me alegro, y me enfado a la vez. Porque no existe causa más justa que una verdad que, aunque haga saltar todo por los aires y destruya lo apenas construido, es digna y manifiesta.

Después de estudiar con cuidado este caso ejerciendo a la vez de fiscal y abogado, de juez imparcial, sentencio aquello diciendo que el fallo más grande pasó por guardar solamente los momentos más gratos y olvidar los demás.

Mirarte de frente. Admito en voz alta que no pocas veces he sido tentado en coger mi esperanza y lanzarla sin más a la fosa común donde yacen los sueños que nos diferencian.

Porque a veces las cosas no suceden, y quedo perplejo viendo la forma automática de tus manos apoyadas si, ahora sobre el firme de arena de una playa cercana a un puerto marítimo, un faro y un cabo con forma de hemisferio.

Brindo por este estado nupcial de desamparo. Y prometo no denunciarlo ante ningún tribunal que no sea otro que arbitrario.

Me quedo con aquella intención de romper tus ventanas y entrar como el aire, que aunque se ha quedado en un leve soplido que sólo ha causado un repentino vaho en tu ventana, es al menos una rebelión en toda regla.

A veces nos equivocamos. Pero nos rodeamos de un halo radiante porque hallamos en la equivocación la virtud del espasmo. Y me siento satisfecho porque me llevo de tu boca huracanes, y de tu piel, vendavales hechos península. De aquel caos, queda desorden. De tus manos, un ramillete de domingo.

Que bello es sentir que uno flota. Porque dejando a un lado la gravedad, todo oscila y se hace cúspide. Y ya no se recuerda otra cosa que no sea la tarde desvivida de sus brazos. Sus costumbres...

Y mirar sin observar y ver el cielo hecho una multitud ahora gris. Y hay destellos, que vienen a llamarse centellas y dignifican esta postura mía frente a tu fe. Fe que promulga eucaristía a mi boca y me hace un poco más fuerte, más diverso.

Y ahora toca tornarse viajero y huir sin espanto. Consentir con firmeza que estos pies toquen suelo firme y dejen a un lado el carácter alado de tu siesta, la premura y la tertulia. Es hora de viajar, y no desquitarse de esta marca del asa de un equipaje en mi mano, que en mi idioma quiere decir: te añoro.

Saltaría ese castillo. Treparía torres, tímpanos, columnas y epitafios. Metopas, volutas, techumbres, murallas y marquesinas... Descansen. Traten de llegar...

miércoles, 17 de agosto de 2011

Trátame bien




Porque pintas tus uniformes, yo, digo... Que no es fácil cambiar de casa, de costumbres, de amigos, de lunes y de balcón. Después de haberte tenido a un palmo abismo del nevero, nada es fácil. Todo adquiere una dimensión diferente.

Pequeños ritos que nos fueron haciendo como somos, aquella vieja taberna a media noche, un mismo viento constante para dos, aquellas olas hechas como de otra espuma.

De vuelta, hay cosas que no arrastra el equipaje: el cielo que levanta una persiana, el olor a tabaco de un deseo más mío ahora que nunca antes, los caminos trillados de éste nuestro corazón azotado por un desconsolado viento de levante que terminó por elevarme cual cometa colorida hasta donde ahora estoy, sujeto por dos hilos minúsculos y rebozado en arena cual molusco marítimo encantado de acabar rendido en tu boca.

Esta arena en los bolsillos es tan tuya como mía.

No es fácil deshacer las maletas un día en otra lluvia, cambiar sin más de luna, de niebla, de periódico, de voces, de ascensor.

Y salir a una calle que nunca has presentido, con otros gorriones que ya no te preguntan, otros gatos que no saben tu nombre, otros besos que no te ven venir.

No, no es fácil cambiar ahora de llaves, ni de lámparas ni de cines.

Igual que ayer, hoy busco una verdad aún sin realidad; busco en la tinta verde de todo lo que escribo un planeta sin nombre o una jungla perdida que se llame igual que tú, Carolina La Amazónica, y en la que las especies sean un cúmulo circunstancial donde tu boca sea el resultado de una operación poliédrica cualquiera. Que cause cambios meteorológicos importantes, que genere contrastes en el paisaje, en las costumbres y los espacios.

Ahora siento que sólo me hace falta la noche para sentarme en las sombras, prender un fósforo y verte.

Aquella noche, que fue un río, es ahora un océano en el que me tomo la licencia de imaginarte con premura. Imagino que hay un estadio a rebosar, una lámpara que emite poca luz y al fondo estás tu, leyendo una especie de pasaporte lunar. Y sonríes con costumbres de sol en tu sistema, dejando tras de ti un halo perfumado que termina por dejarme off-side.

Siento que necesito la noche también para mirarte a los ojos y ver la cura, sentir la locura que transforma una boca, la tuya, hecha a base de reír a toda costa en mi hipotálamo. Virtud la tuya siendo infranqueable. Y mientras tanto mi deseo crece como una mancha que se expande y lo inunda todo. Como un teléfono sonando. Desde éste desayuno y tal vez la cena, las tardes, el sol ahora vertido por las calles, la gente con su fama de viandante preconfigurado. La necesidad de caminar sin saber muy bien hacia dónde y encontrarte a ti como destino principal.

La necesidad de ser necesario para tí. Y provocarte al menos 12 modos distintos de sonrisa diarios y demostrar una valía que sólo podría corresponderte a ti, porque se construye a base de ti.

Quiero poder llamarte por tu nombre completo esos días que me sienta feliz. Y llamarte Perséfone por tener el don de los solsticios y los equinocios. Que te conviertas en una parte importante de la primavera. Que sin ti no crezcan los árboles ni busquen luz las plantas ni haya verde ni clorofila que se te resista. Que si tu no estás, todo se vuelva desierto y ámbar. Y que el único resquicio de vida habite en tu boca, donde yo acuda a beber como una gacela desprovista de alimento.

Quiero ver al fin tu sonrisa como descubierta, y que ésta brisa, que ahora entra por la ventana, se convierta en tus manos y se haga bálsamo constante y fecundo. Que tus ojos suban como sube una marea, un rascacielos o una burbuja.

Quiero saber de ti, oír tu voz, abrazarte. Trátame bien. Un abrazo. Descansen.

martes, 26 de julio de 2011

Beautiness




Ring ring y después, una risa imprecisa que recuerda que el día de hoy ya nada tiene que ver con el de ayer. Como un cambio de estación repentino o el orden discordante de los libros del estante. Porque no existe una realidad si no podemos imaginarla, hoy ya, te imagino y pareces tan real y diversa...

Bella probabilidad que hizo casual encontrarte y perseguirte a deshoras con un clamor visceral, parecido a los sonidos que provienen de los animales en estampida y los mercados a rebosar una mañana de domingo calurosa y liviana, similar a las cosas que trepan por las paredes desviviéndose, a las aduanas a media noche y las verbenas de poblado en fiestas.

Causas bullicio, tumulto, estrés favorable.

Por causar causas incluso un deseo que lo inunda todo. Extraño pero intenso y fecundo. De poblarte y ser colono de tu boca, tus islas de piel. De que tus estancias favoritas pasen a ser las mías también, siendo yo Napoleón y tú un paseo fluvial difícil de conquistar.

Hay veces que, bien entrada la tarde, el cambio climático advierte que debemos vernos de nuevo casi por obligación. Huelen más las flores y se advierte una brisa voraz que terminará por envolvernos como se envuelven las dádivas, los alimentos o las manos bajo una almohada.

Suave... Así. Se desliza mi voz para intuirte y preguntarte. No me sale otro modo. Adoro tu risa y causarla.

Ella es una chica joven y realmente lo parece más aún. Es inteligente porque ríe cuando debe, piensa excelente y se nota por la mueca de sus labios y sus ojos (a la vez y en sincronía) que puede hacer feliz sólo con estar. Su cuerpo es alegre, eléctrico, y termina con una bombilla (encendida) de la que cuelga, airosa y salomónica, una cola de pelo que debe ser suave y bienoliente. Ojos vivaces, almendrados y alargados. La hacen particularmente adorable y encantadora. Tiene 3 (de tres) lunares pequeñísimos próximos a la boca. Ambos 3 sin ser ambos por ser tres conforman un triángulo escaleno (casi recto) que en la cultura oriental significa "belleza". La suma de los ángulos de dicho triángulo, coinciden con los ángulos de las comisuras de mi boca cuando sonrío. α (alfa) ~(es a) β (beta) = (lo que ella es a) coqueta. Su boca es peculiar. Parece un ingrediente, o una fruta silvestre muy madura. Si se mira fijamente (algo no recomendable para cardíacos) uno comienza a salivar, sin saber muy bien por qué dulce.

Imagíname siendo tu Doña Inés de Ulloa y yo Don Juan (Tenorio). Seguro que ahora ella está sonriendo. Es natural en sí misma, como un personaje principal, su risa, vestida de época siendo capaz de transportar a cualquier escéptico.

Imagíname sentado en un podio del paseo marítimo más cercano a tu casa. Vestido yo de época y pluma en un sombrero negro de ala amplia. A escasos dos metros por encima del nivel del mar, hay una bondad implícita en todas las cosas que desde éste lugar alcanzo a ver. Y aunque no te diviso, estás. Como está una ley matemática o geométrica, un pulso constante o un animal al acecho: recostado sobre su propia incógnita.

Si miras bien, hay una decena de personas caminando por la orilla, un hotel al fondo de la avenida y un restaurante donde yo, probablemente, cocinaría para tí abundante marisco y zumos muy silvestres.

Hay un silencio predominante, que sólo podría romper tu sonrisa. Esa que se escucha al otro lado del teléfono. Una simple mueca sería suficiente como para poner en marcha una orquesta, un florista, y un bufet a pie de playa, de levantar incluso del suelo a aquel grupo de más de 100 gaviotas espantándose de puritita envidia voraz que despierta tu boca...

Si apartas la mirada de ésta pantalla y me sonríes, querrá decir que todo va bien. Y si me besas, conseguirás, sin gastos de envío ni pago contrareembolso, hacerme, aunque solo fuese por un segundo, feliz porque sí. Porque apuesto a que tu boca es una fuente de felicidad... Y que en ello me vaya la vida si fuese necesario...

Si no produce nada, directamente no me digas nada. Haz pues como si no existiese.

Cualquiera de las dos cosas sería aceptable. Pero sea como sea, sonríe. Que ahí es donde yo gano... ¿Te toca sorprenderme? Adelante. Un abrazo. Descansen.

viernes, 22 de julio de 2011

Copina edition

Hace unos días me llegó un correo electrónico de una persona que me pedía que subiese de nuevo aquel juego que creé hace muuuchos años. "Copina edition".

Ya lo había olvidado. Pero buscando entre archivos de un viejo disco duro he encontrado el juego.

Así que espero que no sea demasiado tarde y esa persona pueda disfrutar del juego.

La verdad es que ha sido bonito recibir un correo electrónico así. 

Aquí dejo el juego y las instrucciones. 

JUEGO DE MESA COPINA EDITION >>

INSTRUCCIONES >>

(Para guardar los archivos originales y con calidad, en la ventana que se abre al pulsar sobre los enlaces, simplemente hay que ir a la esquina superior izquierda (File) y pulsar en "Download Original".

Un abrazo. Felíz día.

lunes, 18 de julio de 2011

Tuya 0%

Bienpodría haberse tratado de una noche similar a muchas otras, perteneciente o relativa a un equinocio de verano esta vez sí, más plural y sincrónico, lleno de mar y sal por todas partes. Había una brisa locuaz diseminada en el ambiente, volviendo más densa la cal de los muros y los fosfatos, la luz de las lámparas y las plazas ya apenas transitadas por un par de amantes venidos a pié de distintas estaciones con destino unos labios, una falda y un amanecer juntos hendiendo los dedos en una arena cada vez más capaz por uniforme y más firme por compacta. Y de repente se instauró la noche como se instaura una industria, una sombra o un menú marítimo a base de cosas del mar, a fuerza de sal, marea y corrientes submarinas que sólo ella y yo comprendíamos.

Dije tornar azul al menos uno de sus cinco hemisferios y de repente me vi flotando en una superficie así casi lunar, sin gravedad, que venía a ser su risa impávida y blanca estrellándose contra mi boca muy a cámara lenta. Solo su cabello negro, su mirada llena de pestañas y parpadeos y un liviano olor a piel incandescente muy perfumada a base de a saber cuántos y cuáles aromas diversos que terminaron por diseminarme en el ambiente como una lluvia inesperada de verano. Recuerdo algo de caléndula en su olor y su vestido pompoise de flores silvestres.

Sentí emerger muy de repente una boca, la suya, que casi balbuceaba entre sollozos en la puerta de aquel bar. Mientras todos entraban, ambos nos detuvimos a descifrar quién sabe qué, si los destellos de una noche que "bienpodría" considerarse la crónica anunciada de una consonancia construída a base de "te deseo por pura sucesión natural de tu misma sombra". Y sentí así por mérito y causa (de causalidad), una necesidad muy real de invadir su espacio, sentirlo temporalmente mío, como una ola invade la arena a base de impulsos regulares. Así que ocurrió, tal y como debiera, como ocurre un accidente geográfico, con sus pausas y sus hendiduras geológicas y topográficas.

Palpé su rostro, sus labios muy a merced de algo nocturno y muy exprés y su cuerpo terso como una sábana almidonada y tibia tendida en una plaza muy expuesta al sol. Habité al fin una boca dispuesta a consumirme poco a poco, la suya, que era mía por Tuya de apellido y constante. Así de similar, como un goteo constante que ofrece hospicio a las plantas y los animales, sin dejar fuera a ninguna de las especies.

Duró lo que dura un soul de sala, una ópera prima o una dislexia por compromiso adquirida a golpe de engaño. Siendo injusto pero suficiente. Mentira pero silvestre, frío pero incandescente.

Como un buen queso Epoisses, que tiene un sabor original, algo picante, acre, potente y penetrante. Que sabe a establo, a frutos secos, a champiñón, a bosque, a leche fresca, a tierra, al licor Marc de Borgogne que una vez bebí en la Bretaña francesa con Louis "El Diverso", al que apodé así porque cambiaba de opinión con cada vaso transportado. Igual, por sentir en la boca la misma intensidad, con multitud de salientes intermedios en los que se apoyan los matices. "No debe tener notas amoniacales", decía Louis. Lo que es oler olía....apestosamente, a pies, a sudor reconcentrado , a podre, lo que obliga a vencer cierta resistencia antes de dar el primer bocado. Sólo el primero, porque el epoisses no deja indiferente: se ama hasta acabarlo de una sentada, o se odia para no probarlo jamás.

Una noche epoisses, que desembocó en un día como hoy, en el que Tuya ya es mía al 0%. No queda nada. Solo un espacio baldío, y a lo lejos, una densa y amplia columna de humo muy vertical que delimita una frontera en la que ya no queda nada ni nadie. Sólo yo, repitiéndome una y otra vez a mí mismo que para vivir hay que morir unas cuantas veces...

La única verdad universal es que las cosas no son eternas y siempre suele pasar algo que te lo recuerda. Feliz noche. Descansen.

martes, 5 de julio de 2011

Tú a Toronto, yo a Cádiz

cabecera blog

Suenan a modo de precipicio, como industrias hechas a base de coconut, marfil en asta u otras especias más o menos afines. Como tú, a Toronto, suena a claxon, a pronto, a despedida hecha de repente, sin tiempo, a músico de manos temblonas porque tú miras, a lámpara en stand by, click - au revòir - ploc - o a carta desde lejos. Suena a mar de por medio, a multitud vestida de azul en vísperas de una fiesta inventada para que tu y yo nos veamos sin que haya un cristal imaginario.

Aquel día en que te vi llegar por primera vez un olor a libro prácticamente ya en desuso inundaba aquella habitación. Cuatro de sus cuatro ventanas estaban abiertas a cal y canto como escotillas a la mar. Y aquello debió hacer que buscases aire por doquier, azul lapislázuli, silenciosa y sigilosa, buscando agazaparte en tu asiento junto a la ventana mientras me mirabas hablar casi sin apenas interés en las intersecciones, ni en los planos ni en cualquier cosa que no fuese tu mirada perdida en algún infinito punto de una cuarta dimensión que debía estar situada en el ortocentro de aquella pizarra claudiofónica.

Me encanta verte sonreír... Creo que disfruto igual que cuando lanzo algo y causa un estrés en el paisaje, o como cuando emito un sonido y represento una emoción que crece conforme se expande la onda y regresa en forma de eco ahora menos denso, más sutil... 

Sentí algo que no olvido ni debo olvidar, cuando escuché tu vocecita pronunciando un: ¡Qué calor!, lleno de onomatopeyas mientras cruzabas la habitación en diagonal. Aquello en mi idioma quería decir: -Bienvenido-, mientras me mirabas pasar de reojo... 

Recuerdo que dejaste un olor tras de ti que no sabía si atribuirte porque justo detrás pasó alguien que vino a confundirme. Días después, en un alarde de sincronía y destreza, quise y pude volver a verte, comprobar tu olor, que venía como un tufo a modo de resplandor aquella mañana de jueves, en un pasillo, mientras hablabas, yo buscaba con la mirada la salida más próxima con vistas a la montaña. Nervioso como un animal rodeado de iones, protones y otras especias, berreando y claudicando en tu favor, rindiéndome casi a tus ojos azules, tu boca "pursuit", tu piel blanca como un invierno en Toronto, tu sonrisa amplia con los labios pegados y tu voz muy diversa y dispersa, y esa inteligencia locuaz y severa, siendo joven tú y siendo joven yo, queriendo ser tu amante por un día, sentir ahora sí tus labios como una prolongación existencial de los míos, como un injerto hecho para dar frutos más intensos, más diversos y más rojos.

Si te pienso se suceden  espasmos como circunferencias una tras otra, tangentes entre sí, siendo mayor la inversa que te toca, como una mano muy mía que jamás te tocó ni para avisarte de mi reciente llegada, ni para darte una bienvenida, ni para tan siquiera informarte de mi temperatura y otras informaciones que siendo secretas eran cuanto menos bellas.

Bellas porque yo si sentí los bellos como escarpias, la nuez como un círculo flotando en el aire sin gravedad alguna y la respiración inconstante por entrecortada y temblorosa.

Tú a Toronto y yo a Cádiz, a crear mareas que te impulsen, a lanzar al mar otros objetos de valor que ya me resultan inservibles. A establecer y estabilizar una temperatura basal similar a la tuya siendo ahora mía. 

Hay una razón fuerte, muy fuerte, que explica por qué hay tardes que tengo una fuerte necesidad de ti. Si tuviese que explicarla diría que es un conjunto de sensaciones que me llevan a, primeramente mirarte, si, así, en stand by, sin mediar palabra, solo direcciones con las pupilas, que se crucen y se toquen, que compartan un punto. Después, besarte, como sólo yo sé, tocando tu piel con la punta de los dedos de un hemisferio a otro.

Y después, creo que sólo me apetece brindar contigo, hablar idiomas totalmente desconocidos para ambos y reír con costumbres de sol.

Creo que todo se debe a que eres la viva imagen de lo que quiero ser. Esa imagen que uno desea y dibuja en cuadernos cuadriculados desde bien pequeño. Y cuando esa imagen coloreada con lápices Alpino se hace real, no hay sistema ni ecuación, ni límite que soporte el deseo in extremis de que en noches como esta, de gracias a aquella casualidad de verte cruzar, ser y estar mirándonos hasta que, por fin, tu boca acabe desembocando en la mía.

Es una sensación que no cambia, un deseo que no cesa. No me preguntes por qué.

Feliz viaje... y si te acuerdas de mi, mandarina femme, házmelo saber.

Un abrazo. Descansen.

viernes, 24 de junio de 2011

Bienpodrías

Quien sabe... Y lo digo porque cuando habla, en torno, parece como si hablasen multitudes. Con esa voz tan llena de eses y ces, poniendo a cada verbo en su participio perfecto, como bien merece. Voz radiofónica, suave y sutil, con intervalos de carácter. Llama mi atención irremediablemente... No puedo ni debo evitarlo. Es una especie de principio natural, venido como de cosas que trascienden una tras de otra. De una palabra bien acentuada a un tuyo mío paralelo para acabar diciendo sin decirlo que mi boca busca la tuya bajo este manto de agua templada que brota de la ducha. Y pienso, sin saber por qué ni cómo, que "bienpodrías" convertirte en algo imprescindible, vorazmente consecutiva, sagrada en cuanto a necesaria. Hoy no he dormido. Pero cuando lo haga, quiero, por ejemplo, despertar cerca, y escuchar esa voz en off comportándose como un hilo musical muy cerca de mi oído. Así, justo como lo haces... En realidad, soy un tipo con suerte. Mándame una señal. Es importante... Un abrazo. Descansen.

jueves, 2 de junio de 2011

¿you? woman war

10814_erin-wasson-en-el-calendario-pirelli-2011

Imagínate, una noche lluviosa, muy lluviosa.

Al fondo de lo que otros vienen a llamar celular, tu voz, algo dispersa y bucólicamente bella.

Hay una razón diseminada en el ambiente, por no decir aire o epitafio topográfico en un alto u tanto alejado de la ciudad donde tu y yo éramos más tú y yo.

Entonces me pides que vaya en tu búsqueda porque tus limpiaparabrisas no funcionan y la torrencial lluvia no te deja entrever el panorama de la ciudad ya baldía por una oscuridad latente que ha terminado por cegarlo todo.

Quedamos en un bar de los que a mi me gustan. Al entrar allí estabas tu. Deseaba por momentos pedir una copa de vino y brindar por tu abrigo de lana y cuello de ondas abiertas tendidas sobre tus finos hombros. Qué hermosa eres cuando te propones fémina o lo viene a ser lo mismo, siempre.

Que delicada tu sonrisa, amplia y lugareña, como dando una bienvenida hospitalaria de recibo con causa perdida en aquellos mis labios temblorosos... Y es que contigo me vuelvo tímido cuando busco tu boca.

Siempre leías el periódico, como siguiendo una corazonada exprés de que algo habría cambiado el mundo repentinamente antes de que yo llegase y me plantase causando en tus ojos reflejo o quien sabe qué otras reacciones múltiples...

De aquella química pirotécnica de tu piel, que lanzaba siempre destellos y tics a mi nariz mordida olisqueante. Manejado por los instintos sentí siendo enero lluvioso y frio, una piel, la tuya, templada y dispuesta, perfumada y tersa cual, por qué no, pandereta o percusivo atronador de unos tímpanos que dejé a débito de un ruido venido de tu acento refinado. Que se hizo música mientras me trenzaba como una enredadera por tus, llamémoslos, vértices y otros salientes no menos cóncavos.

Cuando aquel perfume tuyo permanecía días después hendido en mis ropajes, sumergido extrañamente bajo mi fascia lata, emergiendo de a poco creando en mi fascinación.

Siendo tú genuina e inteligente, voraz y efectiva, guerrera, la mejor en lo tuyo y lo mío. Alcancé tu boca como quien alcanza una puerta tras seguir decenas de pistas sensibles a cualquier sentido.

Tocar tu cuerpo a oscuras. Oler el vapor de tu cuerpo tendido sobre el sofá. Oír la mueca de tus labios periféricos estallar contra mis manos. Degustar tu piel un tanto marítima y salina. Ver de otro modo tu silueta ante aquella lámpara.

Y es en días como hoy cuando recuerdo, por qué no, y con destreza, tu importancia.

Porque hoy un lugar me ha olido a ti.

Y pienso en cuánto me gustaría hacerte el amor sin aplausos y lanzarme al precipicio del sol entrando por la ventana, tu ventana, de una sala de estar, tu sala de estar, repleta de maravillosas luces dispares. Y tú, viéndome caer precipitado desde el sofá con tu taza de café siempre recién.

Es normal que se me olviden cosas en tu casa...

miércoles, 25 de mayo de 2011

shölk · shock

1232627160025_f

Porque la vida comienza cada cinco minutos. Tic tac, reinicio y Au revoir Simone.

No hay certeza detrás de tanta espera. Imagina por ejemplo la acritud de unos ojos que te observan temerosos, como esperando una sanción que desemboca en la ruina, la inclinación de éste o aquel planeta venido a menos después de éstas últimas tormentas, riadas y temblores. Marte y su magnitud, sus gases y su núcleo desconocido. La relación –outdoor- de una línea elíptica que justifica con un círculo más o menos sonoro y rimbombante estos tus senos radiofónicos.

Que el estrés natura sea, como poco, la sensación ignífuga de otras tardes en las que éramos tú, tú sin mí, tú conmigo, tú y yo y éstas ganas de vivir y llegar más lejos que cualquier traición según sus dimensiones.

Que mañana despierte y haya un sol de justicia que lo arrase todo hasta detenerse en mis pies. Que vuelva a sentir como ayer fluir la distancia, las músicas y las costumbres.

Ganas de vivir…

De transformar el mal en otra cosa ya no democrática. Porque ya no eliges tú ni tu pobre idea de gobernar inundándolo todo de un fragor puntiagudo y poco sublime. -Shölk- ó -Bye bye- a aquella gloria en modo catarsis; gris y lánguida, poco lícita y sangrienta.

De activar un modo shock que me confiera la necesidad de poder despertar y hacer el amor con aquella misma ligereza a las cosas menos frías. Porque he adquirido el don de la edad de Safo, como aquel que con su boca y su sonrisa manda emancipar mujeres al desnudo en dependencia.

Apocopar con virtud de pez submarino el efecto de, por qué no, tus manos huesudas hendidas en mi espalda, perdidas sin rumbo bajo el manto espeso de mi cabello ahora sí más brillante. Suspirar y decidir por mí mismo que tras vestirme comienza una etapa donde la calle será un mapa.

Hecho de ese olor que viene como un tufo singular, del restaurant de Müller, con la misma consistencia que hará que, cuando nos crucemos por la calle, te lances a mi de un salto trapécico y te rodee con mis brazos ahora sí más elásticos mientras siento, determinante, tu respiración como una brisa acelerada contra mi cuello. Y después de eso, querido lector, pueden cerrar cualquier telón de cualquier teatro.

Descansen.

lunes, 2 de mayo de 2011

red Flag

_DSC3468c-50%_thumb[7]

Te acuerdas de las dudas, dices: con una pequeña voz en off.
Descifras los orgasmos con límite mientras la pequeña luz "hard" proviene de la lámpara.
Los delgados delfines, la sal "in to the" en aquellas comidas al borde de las cosas menos frías, lo inalámbrico, lo llevado al medio, las fechas, lo térmico y lo sonoro.

Un día iré de aeropuerto en aeropuerto gritando de terminal en terminal que quiero vivir en los parques, en las franjas y en las batallas de fuego ignifugo al filo de, por qué no, tu boca por ejemplo hecha siempre de quizás en tal vez.

Quiero medir al cabo la prolongación de tu masa, aquella temperatura de tus senos radiofónicos, llegar a ser la extensión de un océano anexo al que ahora ven, por qué no, tus ojos.

Adoro esa frase que me dirás algún día mientras configuras un pastel a base de arándanos, caléndula sin ser gaseosa y trozos de fruta por qué no, macerados con clavo de Argel y vigilia de esposa vestida a rayas.

Ámame con un cuchillo entre los dientes. Aprieta.
Abrázame y conviérteme en rododendro transformado, en cubo de Soma, en cosa poco hecha con vértices, en bandera roja semitísica.

Luego, saltaré y me zambulliré in extremis siendo tu, a penas en el aire, la única solución posible.

Descansen.

Feliz noche.

martes, 19 de abril de 2011

Laughing day

Les dejo algo que me ha hecho reír muchísimo.

Disfruten de la tarde.
Rían.

martes, 12 de abril de 2011

¡Mira!




-¡Mira! ¡Un avión! ¿Nunca te has preguntado quien viaja dentro de esos aviones que surcan el cielo?.-
-No.-
-Bueno, no importa. Yo lo haré por ti. Tú limítate a quererme.-

lunes, 11 de abril de 2011

Motion & emotion



Parece que sonríes. Y me gusta.
Como una historia venida a mas. Un desliz de proporciones gigantescas. El habitáculo minúsculo de una bondad que nace de un mas allá conocido por todos. Un emblema singular que hace de la tarde un precipicio desde el cual ahora uno puede planear con un par de alas y tomar tierra una vez pasado el ciclón, el torbellino menguante con forma de cáscara cicloide. Que se ilumine con fulgor la etapa en la que fuimos parte abrupta de un ¿Y ahora qué? y salten chispas de tu cuerpo flagrante tendido y hendido. Apocalíptica tú, bella y desenfadada. Amor mio. Desdén de a poco.

Amplías tu amplio espectro con carreras lunares hacia un punto ilimitado del espacio exterior. Y eres si bien, un satélite que adora las ondas hertzianas y da vueltas regulares a otras cosas que siendo objetos bien podrían ser planetas, y sin embargo me besas con costumbres de sol en tu sistema sin tener en cuenta a veces el poco oxígeno que traes tras tus carreras persiguiendo mariposas y otros insectos. Saltas como ingrávida hasta que te afecta la pesadez de tu propio cuerpo.

Mi "gordi".
Willfree.
Milita.
Zipi.
Spuknik.
Hociquito. ...

Eres la parte biensonante de cualquiera de las muchas tardes en las que, si, en efecto, lamiste mis lágrimas y ocupaste con regocijo un espacio helado. Gracias por convertirte a veces en una persona locuaz que mira, observa, contempla y decide. Manteniendo tu postura animal. Siempre has estado ahi, haciendo cada día más evidente que tu estancia a mi lado es ya un hecho imprescindible. Nunca leerás este texto, aunque si has visto tus fotos mas de una vez en la pantalla y levantas tus orejotas y después me miras con ojitos de orgullosa repipi por ser tan fotogénica y bella. Eres dispar y automática a veces, y haces cosas que me hacen pensar que eres un ser divino, además de sagrado por ser una criatura de la naturaleza que nada tiene que ver con dioses ni conceptos erguidos en episodios surrealistas de una vida que ya jamás viviremos, ni tu ni yo ni nadie que se lo proponga.

Porque parece que yo te salvé la vida un día, hace ahora justo un año, cuando evité si o si que te sacrificasen porque eras un ser inútil para alguien que desafortunadamente no vió que el inútil era el. Y hoy resulta que eres tu quien a golpe de a poco me has ido salvando la vida de escollo en escollo. Porque das un calor que a veces me asusta. Porque me besas con cuidado. Porque me hablas en un código que a veces entiendo y comparto. Porque cuando eres feliz me haces feliz de manera obligatoria. Porque eres movimiento y emoción. Bienvenida a mi vida, Sita Sonrisas.

martes, 5 de abril de 2011

Powerfull (Risas)

Hacía tiempo que no me reía con tanta intensidad.

Es que me sale una risa inteligente, diferente al resto.

Quería compartirlo con ustedes.

Disfruten. Feliz tarde.

viernes, 1 de abril de 2011

quitar mis ojos de ti



Para aquellos que echaban de menos mi voz.
Estoy practicando para hacerme cantautor.
Disfruten de la canción, la letra es bella.

Tenga una feliz tarde.

jueves, 31 de marzo de 2011

Volveré

Resulta que un grupo de alpinistas que estaba escalando el Mont Blanc ha descubierto la prueba indiscutible de que mi marido me quería...

Les dejo este espectáculo visual... este fragmento con sabor a todo... la mecha que deberá encender todas sus pretensiones...

No dejen escapar ésta oportunidad... ¡vayan a por ella!.

Disfruten... Feliz tarde.

jueves, 24 de marzo de 2011

be quiet · Op1



Hoy les dejo ésta maravilla. No es casualidad, ni capricho ni vagueza. Simplemente forma parte de un sueño. Escribiré algo sobre ello en los próximos días... estoy en ello.

Feliz tarde. Descansen y disfruten.

domingo, 13 de marzo de 2011

H2Ojalá

panadero (1)

H2Ojalá que de tu boca se desprenda agua bendita que mitigue algún que otro efecto secundario venido del té, los golpes o las maldades.
Ya no quedan otras horas como aquellas porque las horas ya no son semanas, ni los segundos llegan a ser días, ni hay tic tac sonoro ni el sol frecuenta del mismo modo las orillas de los charcos, ni el sacerdote cura su espanto en las misas. Tampoco el mar es el mismo, ni las secuencias, ni el cine ni las lámparas, tampoco el gas ni el color de lo coloreable en un lugar como este donde habito, o sea cual fuere. Ni tan siquiera el pan es el mismo y sin embargo si llega a ser eterno y tierno.
Ahora hay un sol definitivo y puede decirse que cómodo, voy regresando a las andadas. He vuelto a recuperar la confianza en mí mismo y empiezo a considerarme afortunado  solo con mirarme al espejo cada mañana.  Una ducha rápida, café, una fruta no tropical y un beso fugaz a cualquier planta sin necesidad de que sea por orden alfabético.
H2Ojalá. Porque ya no entono meas culpas y puede decirse que reconozco en mi algo de truhán y superhéroe. No necesito un carnaval para fingir que en realidad soy un super hombre, que puede bajar un gato de un árbol sin ponerse capa ni ropa interior por fuera del pantalón como acostumbran otros superhéroes de tira cómica y serie televisiva.
H2Ojalá. Convertirme una vez más en un animal que no cesa, que puede llegar a retorcerse sobre su propia planta como una columna salomónica si vive algo cierto cuando mezcla química no promiscua.
H2Ojalá. Porque me he sobrepuesto al período interplanetario de un desierto hecho a base de Marte rojo e incandescente. Sediento de vivir al fin lo que merecía. He vuelto a mi lugar de origen, como quien regresa a casa herido y encuentra una gasa tibia que aminora el dolor y la mudez, que mitiga el espanto y reduce la consecuencia y elimina la catarsis.  Porque he recuperado el olfato, el tacto y agudizado la vista. Porque ahora el gusto es diferente, más regular y apócrifo, más constante y adecuado.
H2Ojalá porque donde ahora vivo encuentro cosas con las que ser dicharachero y romántico una vez cada 8 horas sin receta médica. Hay un frutero ambulante con voz de ambulancia que una vez al mes toca mi puerta y mira hacia arriba, hacia la ventana, como buscando alguna sombra que me identifique.
Le hago llamar Robin (de Hood) porque a pesar de llamarse Nicolás, es un Hood muy activo y vital para mi deleite. Robinicolás no es frutero ni nada que se le parezca. Su oficio es robar poca fruta pero selecta y única y la trae al pueblo, sólo a 11 personas que no distan unas de otras 400 metros radiales. Hoy han tocado fresas. Y el mes que viene nos sorprenderá con algún nuevo robo hoodiano  que  me permitirá marcarme unas macedonias de vértigo.
Como Robinicolás, H2Ojalá encuentro otros personajes y otros muchos gestos que hacen que mi estancia aquí sea un paso obligatorio para aprender que en realidad yo pude vivir otra vida, en otro lugar muy diferente y sin embargo no fue porque de haber sido no estaría escribiendo este H2Ojalá migratorio.
H2Ojalá porque ya no queda lamentarme, solo cerrar los ojos y sentir inmersa la reacción misma de la tarde, los sonidos impávidos, el gorgotear de una fuente no muy lejana, el olor de dos hemisferios hechos a partir de una naranja y la temperatura del sol sobre la cocina inundándolo todo. Por ejemplo. Y nadie va a negarme sustituir una cosa por otra. H2Ojalá porque si quiero mar muy de repente, tan sólo tengo que ir hasta la enorme nevera, abrir la puerta y sentir la brisa no frost*** con filtro antigérmenes.
Tengo suerte de ser mortífero. De dar fin a cosas que nunca tuvieron vida propia. Destruyo con cautela aquellos caminos que bien por engaño o bien por desdicha no elegí. Ya no importa si elegí mal o erré.Ya no sufro porque ya no siento daño. Porque ya no hay un verdugo que roce cada día mi nuca con la punta de una guadaña de acero aleado a base de mentiras. Qué frío… y qué bienestar al fin.
Y que lindo sentir que H2Ojalá tu boca rica en todo lo beneficioso para mi salud, me de con tino eso que H2Ojalá con suerte no olvidaré jamás.

H2Ojalá descansen…

Gracias.

sábado, 5 de marzo de 2011

Superarse

1176_Tomando-sol

Tres hermanos caminaban una tarde de vuelta a casa. El sol se estaba poniendo y el mayor de ellos propuso un juego a sus otros dos hermanos: lanzar una piedra lo más lejos posible; ganaría aquél que llegase más lejos.

El mediano miró a sus hermanos y les dijo-  ¿veis aquel árbol? El que está allí, pasando la valla...

- Sí. - respondieron ellos.

- Voy a llegar hasta allí con esta piedra.- dijo. Cogió una piedra y la lanzó con toda su fuerza. Todos vieron cómo volaba la piedra durante unos segundos. Superó la valla y fue directa al árbol. Cuando caía, reconocieron el sonido de la piedra atravesando la copa del árbol.

- ¡Lo conseguí!- Exclamó entusiasmado.

El mayor se apresuró a superarlo. Cogió una piedra y dijo- ¡Yo voy a llegar al arroyo que hay detrás del árbol!-. Lanzó la piedra con toda su fuerza y todos vieron cómo volaba.

La piedra superó la valla. Luego superó el árbol. Al cabo de unos segundos escucharon, casi inaudible, el ruido de la piedra entrando en el agua.

- ¡Lo conseguí!- Exclamó igualmente.

El pequeño, silencioso, miraba las piedras que había a su alrededor. Escogió al rato una de ellas y dijo- Yo también quiero conseguirlo.-. Cogió impulso y lanzó la piedra con todas sus ganas.

La piedra comenzó a volar y superó la valla. Luego superó el árbol. Superó el arroyo y empezó a caer detrás de la loma. Todos quedaron en silencio intentando escuchar qué golpeaba la piedra.

- Creo que no lo he conseguido.- dijo al fin cabizbajo.

- ¿A qué demonios pensabas darle?- preguntaron sus hermanos.

- Quise darle al sol.

Es sólo media idea escrita. La otra media la he dejado fuera. Pero depara en forma suficiente el principio de que de nada sirve la superación si no somos capaces de verla y acabamos decepcionados.
Muchas veces valoramos nuestro camino en función de la distancia que nos falta para llegar a la meta, y no de los pasos que llevamos caminados.
De nada sirve la superación si no hay optimismo.

Descansen. Feliz noche.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Inserir & pebrots

Porque hay penitas que sin pan, saben mucho más a pena.
Guardo un beso de reserva para rodar por la hierba cuando te vengas conmigo.
Dedicado a una mañana feliz.

jueves, 24 de febrero de 2011

San Tú & San Yo




Porque fuera, más allá de los anchos muros de cal y de las amplias ventanas, las estanterías pobladas de libros en desuso y de las termitas y aún más allá de los hemisferios y las ramas cercanas al enorme balcón, ahora y muy de repente, hay nieve.

Porque siendo santa tú y santo yo, hemos decidido anudarnos en esta mentira apocalíptica. Santa tú porque quitas supongo el pecado del mundo con tu carne suprema y santo yo porque hago de mi mismo varias mitades y te las ofrezco, una a una, divinas y amasadas, como un pan recién, hecho alimento.

Porque soy sin duda alguna la repercusión de una fria tarde de agosto en la que tú andabas por diciembre, el resultado de una masacre que vino a llamarse desidia, camicace tú, con tu intuitivo explosivo pandórico, el punto poco frecuente donde yo un dia debí detenerme y no lo hice, el imprudente de a mansalva que obtuvo lo que se buscó, tu ex Nancy de trapo y cartón piedra, si, la sucesión de algo poco o nada probable ya, el que hoy puede alzar la voz al fin para no decir nada.

Dijose sin más dilación: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. La mitad de uno o varios sueños por cumplir, el desecho de una vida que me tocaba vivir y que un día, por inexperiencia, por falta de tino o por exceso de vana ilusión vino a convertirse en el borde del abismo donde otros cayeron al vacío con más pena que pena, sin nada de gloria y con poca astucia divina de la que viene dada en masa por naturaleza.

Santa tú que has hecho de tus miedos un ramillete de sífilis y cuentas con la punta de los dedos los orgasmos que ya nunca tendrás ni a la sombra de un ciprés ni en la república improbable de Birmania.

Gadafi tú, Libio y tibio yo. Inherente y nihilista. Fan de todo lo que no tenga que ver contigo.

Santo yo, imagínate, porque despierto cada mañana y hago un café cuyo olor está destinado al vecindario, con flor de caléndula, un té no promiscuo colado de risas y batallas campales sobre la cama con artillería pesada de plumas de oca y munición almohadística, cuya estrategia de guerra es mover los hilos sobre un mapa en perspectiva militar que viene a ser tu casa para en tu boca producir una sonrisa nuclear cuyo espasmo asole todo alrededor.

Esta es la vida que si merezco. Y ahora puedo alzar la voz para decir nada, que en mi idioma quería decir love es in el aire.

Descansen. Feliz jueves cualquiera.

domingo, 20 de febrero de 2011

Queda claro...

sob_1_iphone
¿Saben? Yo pienso que cuando alguien evoluciona también evoluciona todo a su alrededor. Cuando tratamos de ser mejores de lo que somos, todo a nuestro alrededor también se vuelve mejor. Eres libre de elegir, libre para tomar decisiones, aunque solo tu las entiendas. ¿Sabes?Toma tus decisiones con coraje, desprendimiento y a veces con una cierta dosis de locura. Solo entenderemos la vida y el universo cuando no buscamos explicaciones. Entonces todo queda claro. Aprender algo significa entrar en contacto con un mundo desconocido, en donde las cosas más simples son las mas extraordinarias. Por eso, atrévete a cambiar. Desafíate. No temas a los retos. Insiste una y otra y otra vez. Recuerda que sin fe se puede perder una batalla que ya parecía ganada. No te des por vencido. Acuérdate de saber siempre lo que quieres y empieza de nuevo. El secreto esta en no tener miedo de equivocarnos y de saber que es necesario ser humilde para aprender. Ten paciencia para encontrar el momento exacto y congratúlate de tus logros. Y si esto no fuera suficiente, analiza las causas e inténtalo con más fuerza. El mundo esta en manos de aquellos que tienen el coraje de soñar y de correr el riesgo de vivir sus sueños. Descansen.

lunes, 14 de febrero de 2011

dícese L,O,V,E

1253170909523_f

Ven a dormir conmigo esta noche, o esta tarde. No haremos el amor, él nos hará a nosotros.

sábado, 12 de febrero de 2011

Oligoelemento soy




















Los oligoelementos son sustancias químicas que se encuentran en pequeñas cantidades en el organismo para intervenir en su metabolismo. Se les conoce de esta manera (oligoelementos) debido a que la cantidad requerida de cada uno de ellos es menor a 100 mg. Estos elementos químicos, en su mayoría metales, son esenciales para el buen funcionamiento de las células.

Yo soy un oligoelemento. Y si no lo soy al menos me considero como tal. Porque para llegar a ser algo basta con considerarse uno a si mismo capaz de serlo. Ser sustancia, remota e invisible de lo que un dia fuimos o parecimos ser y que ya nuca seremos más por preinscripción médica.

Oligoelemento soy.

Porque tal vez si. Porque sin ser metal, soy sin embargo dosis suficiente que nutre tu pleitesía. Porque vivo aportando suficiencia siendo autosuficiente. Porque consigo lo que me propongo a veces, sin formar ruido. Porque reanimo tu célula más promiscua, y después la desecho, porque me he convertido casi sin quererlo, en un ser apostrófico que promete cosas que después siempre cumple a pie de almohada. Y porque reduzco el mal a cenizas, y elaboro discursos a pie de playa con los que poder justificar que en realidad, si te fijas bien, no eres nadie. Y mas que nadie es probable que no seas nada. Yo sin embargo, oligoelemento soy.

Y es porque asumo mis culpas y mis errores, poco a poco me considero parte visible, cabeza de turco, sucesión imprevista de tu género, o del género generatriz de otros.

Porque ahora se que las historias se repiten solo si uno esta dispuesto a repetirlas. Si da de si mismo su peor versión, la enfática, la que se revuelve cada dia en la cama al despertar haciendo de las sábanas un puñado diminuto de algodón con el que suturar heridas profundas y sangrantes.

No quiero que lleves de mi nada que no te marque. Por eso soy oligoelemento, porque insisto en la vuelta a casa, como un modo de regreso al principio, y reúno fuerzas para que tu sistema inmunológico no ande escaso de zinc ni potasio, ni de hierro ni de otros metales presentes en pequeñas cantidades.

Porque al fin hay certeza detrás de tanta espera, por eso, oligoelemento soy.
Porque el sol da una tregua maravillosa para convertirnos en habitáculos llenos de luz, sin dar cabida a sombra alguna dentro de nosotros, sombra donde tu te regocijas en tu empeño y donde multiplicas tu malicia natural, por eso, oligoelemento soy.

Porque me he convertido a fuerza de desengaño en el amo y señor del desenfreno, la lujuria y el orgasmo meditado a pie de cuerpo porque sí. Como una foto singular de mis mejores vacaciones en islas que vienen a llamarse pechos no volcánicos, carne impoluta y bienoliente a perfumes que ya no son el tuyo y que ahora ya si, amaso como un panadero histórico sediento de masa y protón. Para poder seguir y conseguir ser igual que tú, haciendo lo mismo, y comprobar así cómo te sientes cuando tu lo haces y vivir al fin y de una vez por todas la calidad de tus ventajas y hacerlas mías. Porque siempre viviste en ventaja, la ventaja de morder carne ajena y de vivir de la renta de una mentira rodada hasta limites insospechados, por eso, oligoelemento soy.

Porque ahora ya si, aqui nadie se salva. Y porque ya hoy, he dejado de ser el producto resultante de tu desdicha y tu malicia, para convertirme al fin en lo que tu ya nunca serás. Oligoelemento soy.

jueves, 10 de febrero de 2011

get off = plof! aaaaaaaaaaaaaaaaaa!

houseflamecane

Paciente de 25 años, sin antecedentes personales a destacar, que acude a consulta para VALORACIÓN de dolor y limitación funcional a nivel del pie derecho, luego de traumatismo durante una actividad en el aire (Vuelo con paramotor).

EXPLORACIÓN FISICA
No deformidad. No hematoma. Leve tumefacción en región dorsal del pie derecho con dolor intenso a la palpación a nivel de la articulación astrágalo-escafoidea. Tobillo estable. Movilidad conservada. Movilidad dedos conservada no dolorosa. Fuerza conservada. No alteraciones de la sensibilidad. Pulsos distales: PRESENTES.

PARACLINICA
Tomografía Axial Computarizada de tobillo derecho: Fractura compleja de escafoides tarsiano derecho, sin desplazamiento, impactación ni angulación de los fragmentos, ni ablación del tubérculo interno.

JUICIO DIAGNOSTICO:
Fractura de escafoides tarsiano derecho.

Tratamiento
1. En agudo: pierna elevada, antiinflamatorios no esteroideos por boca y bolsa de hielo.
2. Caminará con ayuda de bastones.
3. Carga parcial progresiva.
4. Ibuprofeno 600 mg v/o (vía oral) cada 8 horas hasta remisión sintomática.
5. Heparina IBOR 3500 Unidades subcutánea cada 24 horas hasta comenzar apoyo.
6. Fisioterapia tutelada en centro especializado.
7. Vigilancia evolutiva y revisión en 6-8 semanas.

CONCLUSIÓN DEL PACIENTE:

¿Caminará con ayuda de bastones?. ¿Eso de donde ha salido?.

Bueno, yo ya me lo he comprado…

lunes, 7 de febrero de 2011

¡Ay dios mío!

Yo soy de los que piensa que lo más importante en la vida, no se puede comprar... Ni tampoco copiar ni frenar ni sustituir por otra cosa igual, ni similar ni tan siquiera parecida.
Campos agrestes. La tarde hecha definición en la que prometo beber una y otra vez de cada uno de los ombligos. Solo cabe ver suspirar, a modo de rezo. Y después, un fantástico desayuno desde la cocina hasta tu cama.
Porque yo soy de los que piensa que, lo más importante en la vida, no se puede comprar... Ni tampoco copiar ni frenar ni sustituir por otra cosa igual, ni similar ni tan siquiera parecida.


domingo, 6 de febrero de 2011

Como tu y como yo



Pues sí, parece ser que en este mundo de grandes cosas como rascacielos infinitos, compañías que poseen billones y famosos que gastan más en cocaína que en luz, lo que realmente importan son los pequeños detalles, qué cosas. Siempre he sabido cuando algo es realmente importante, al menos claro está, para mí. He sabido apreciar más el abrazo sincero de un amigo, que un favor económico, un toque de alguien a quien no ves hace años como diciendo: ¿cómo estás? que una llamada por compromiso, un beso espontáneo que un polvo por despecho, así de fácil.

En cuanto nos empieza a decepcionar más el hecho de que nuestra ex novia ya no nos quiere que aquellas 40 ó 50 malas palabras que tuvimos hace tiempo con una persona especial, es cuando empezamos a deshumanizarnos. Hoy en día la mayoría de la gente, por desgracia, siente y vive así, valorando más ver un programa de mierda en la tele en el que todos hablan al tuntún, se insultan y casi se arrancan la lengua -lo cual me recuerda a "Rebelión en la granja" de George Orwell, qué gran libro - que irse de cañas con un amigo de toda la vida, aunque sea para hablar de las últimas noches con poco espacio en la cama.

El mundo está cambiando, sí, pero para mal. Por lo menos me queda la esperanza de saber que somos muchos los que sentimos y vemos la vida así aunque por desgracia y si las cosas no cambian pronto - no hay mas que ver las nuevas generaciones que vienen - cada vez seremos menos, y hay que saber que el mundo cambiará gracias a los pequeños detalles, esos pequeños detalles tan importantes como tú y yo.

Me siento capaz de elegir al fin. Y la capacidad de elegir no es otra cosa que libertad.

Descansen.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Quelque chose Cinderella




Porque nadie es uno mismo eternamente... Se terminan los espacios y la daga ocupa al fin su lugar bien hendida entre la carne, y apretando los dientes rememoras una vida tornada de luto nupcial muy de repente. A poco que brota salina la sangre a borbotones. Ya no hay temor, ni amor, ni rumor y tal vez ni tan siquiera dolor. Entumecido alcanzo a inventariar solo una postal de un viaje que nunca haréis. Amantes que se ven los días entre semana. Ya no hay mucho trabajo ni excusas que valgan para posponer una cita necesaria. Amantes que entregan mutuamente su carne en intercambio, retozándose en coches, calles o casas, caminos o fincas particulares limítrofes. El deseo y el interés, la plácida calentura, las ganas de entregarse. Que bella sensación vives cinderella... De lunes a domingo, sin mediar tregua en dias laborables... Con un amor que no se desgasta a penas y si por momentos lo hace, lo atrapas entre las piernas y lo asfixias para que no se te escape. De lunes a domingo, cualquier cosa o "Quelque chose" que te haga sentir como siempre fuiste.

El tren parte unos metros mas allá de mi casa, ven a recogerme y metámonos mano recíprocamente, hasta bien pasada la media noche. Cinderella dañina, clavadagas, la mujer fina de hoja, como cuchillo que corta y despedaza sin hacer ruido, sin dar lugar a informarse uno por si mismo de que está siendo desboronado en potencia. Expuesto yo a tu malicia, y tu a la boca de un amante flamante de estreno. Que de vueltas da la vida para terminar siempre diciemdonos lo mismo, que la historia se repite. Que tú no has cambiado, solo ha cambiado mi conocimiento sobre ti, la intervención de la causa y el efecto. Y ando espantado en estampida, absorto ante tanta maldad concentrada en un modo de ser cinderella. Habituada a la costumbre, como siempre. Como dicen las lenguas que saben de quien hablan cuando hablan de ti.

Yo sin embargo vengo de un prado vacío, de un país con el nombre de un río... un edén olvidado, un campo al costado del mar.
Donde hay pocos caminos abiertos, todos los ojos siempre están en el aeropuerto, donde viví unos años dorados... Sin duda un pueblo habituado y que me habitúa a añorar.

Un lugar donde me cuesta quererte, me cuesta perderte y me cuesta olvidar. El olor de la tierra mojada, la brisa del mar...

Y ahora llévame hasta mi casa, y cédeme de a poco el espacio en esa cama donde diremos que ya no somos nadie, que viniste a desfigurarme la vida tal vez, como se desfigura un rostro a golpes. Me has dejado hecho polvo de estrellas...
Mantendremos un sueño y un pasaporte y como las aves buscaremos el norte cuando el invierno se acerca y el frío comienza a apretar, igual, del mismo modo.
Este se ha convertido en un invierno largo, van varios lustros de tragos amargos... Pero hoy es una tarde cualquiera de un miércoles cualquiera. Y eso si que nunca lo podrás convertir en camorra despechada que poder llevar de tu boca a la boca de tus amantes... querida cinderella...



Hoy todo el mundo quiere verme. Es curioso...

water resistant



A la mierda con todas las mentiras que te iba a contar. Me he dado cuenta de cuán fácil es que te cambie el ánimo incluso puede que hasta el sendero cuando menos te lo esperas. Depende de mí y sólo de mí, como casi siempre. Y esta vez lo voy a hacer, te lo advertí, te dí la llave pero no quisiste abrir la puerta. Bien es verdad que la situación no era la mas propicia, pero de eso precisamente te hablo, de que no hace falta que el momento lo sea, sino tener la disposición a dar un paso sin miedo a tropezarte.

Y es que, al igual que los eclipses, hay ciertas ocasiones que se repiten con poca frecuencia y que, aunque en realidad tienen poco o nada en común, vienen a darte el mismo efecto. Como digo, todas esas ocasiones comparten algo: el llevarte a un lugar donde muy pocas veces eres capaz de llegar, ¿sabes de qué te hablo? Allí donde es fácil olvidar los desengaños, enfados y envidias, la oportunidad de dar un portazo, hacer borrón, o coger el bloc entero cortarlo todo en pedazos y tirarlo al mar.

¿Eres tú? Probablemente no, pero ¿a quién le importa? Seguramente es solo un eclipse parcial o incluso puede que un espejismo, pero voy a disfrutarlo todo lo que pueda. Que la vida es para vivirla, ¿sabes? no merece la pena vivir con miedo y sumido en la monotonía, pero cada perro que se lama su capullo, ahora mas que nunca.

Es curioso como este tipo de cosas nacen y crecen donde menos te lo esperas ¿cómo puede algo tan, tan...? No sé. Al igual que la flor de loto nace del sucio barro pantanoso, parece ser que hasta a la naturaleza le gusta jugar con nosotros, qué cosas.

Así pues, todo es incierto, los eclipses son diferentes dependiendo desde donde sean observados, y probablemente en esta ocasión sea así, pero no me preocupa.
Desde donde yo lo veo, el eclipse ahora mismo cubre casi todo lo que estoy tirando al mar, que es lo importante. ¿Y desde el otro lado? Todavía no lo sé, supongo que lo iré descubriendo, pero como digo, no me importa lo más mínimo. Y si se acaba pronto pues será que tenía que ser así y punto, de todas formas está claro que nada es para siempre.

A la mierda con todas las mentiras que te iba a contar, seguramente te parece que me gusta buscarme problemas y la verdad es que sí, ya me cansé de la monotonía, del tira y afloja y sobre todo de las mentiras, lo acabo de tirar todo al mar. Por fin estoy probando a ser real, a dejarme llevar por mis impulsos, a usar menos la cabeza.

Y me gusta, deberías probarlo.

jueves, 27 de enero de 2011

dream on–10

sobrino

Hoy he tenido un sueño rarísimo; de esos de los que te acuerdas perfectamente de cada detalle por el impacto que te han causado, de esos que te hacen sudar y dar vueltas en la cama buscando el lado frío de la almohada.

Resulta que estaba yo por ahí, viviendo la vida como quien dice, pensando en todo y en nada y durante un paseo, me encontré con un gato de colores subido al quinto piso de un edificio en el centro de la villa. Hacía ya dos meses que no veía al gato, y la verdad es que estaba más a gusto sin él.-¿A dónde vas?, ¿de dónde vienes?, ¿qué vas a hacer?, ¿cuándo vuelves?-dijo. 

Joder con el gato de los cojones, había cogido fuerzas después del periodo vacacional. Yo me hice el loco y seguí andando como si no lo hubiera visto y a los pocos minutos empezó a llamarme al móvil y viendo que no le contestaba me mandó un mensaje en el que ponía: - Q pasa? ya no t acuerdas de mí? o es que me tienes miedo?-. Dios, ojalá nunca hubiera conocido al gato, que tío más cansino.

Seguí caminando cuesta arriba hasta que llegué a una colina desde la que se podía ver toda esta villa. Cerré los ojos, abrí los brazos de par en par y respiré hondo. Cómo me gusta esa sensación…

Pero claro, los grandes momentos son el escenario más propicio para que venga un plasta y te los joda; en efecto, abrí los ojos y allí estaba, un teletubbie rojo con una especie de quiste circular saliéndole de la cabeza ,mirándome con esos enormes ojos de plástico barato. Sin mediar palabra se tapó la boca como sorprendiéndose y se puso a bailar alrededor de mí. Cuando todavía no salía de mi asombro y ya estaba empezando a plantearme darle una patada y tirarlo colina abajo, otro teletubbie -el verde- se unió a la escena y me dijo: "si quieres, puedes estar aquí, en este sitio que tanto te gusta, ayudándome con mis tareas y te pagaré generosamente" . Fíjate, el gordo este con un pepino en la cabeza me cae mejor que el otro, qué cosas. Acepté gustoso, aunque tampoco me aseguró que el puesto era mío, todavía tendría que esperar unos meses.

Mientras tanto yo seguía dando vueltas por la colina como buscando algo, pero sin tener muy claro el qué.

Me decidí a hablar con un enano calvo que al parecer llevaba un anillo a no sé donde. Me sorprendió que tuviera unos gustos tan parecidos a los míos y un lenguaje tan culto que daba gusto oírle, pero de pronto, y después de pasarme una hora hablando con él, cambió su gesto y empezó a soltar patochadas, imbecilidades y soplapolleces sin parar.

Me dio tanto asco que decidí bajar la colina otra vez e irme a la taberna a tomarme unas cervezas con mis amigos pero para mi sorpresa la taberna estaba cerrada y en ese momento el gato empezó a llamarme otra vez al móvil.

"Este es uno de esos días en los que debería haberme quedado en la cama", pensé. Aunque a decir verdad todavía no me he despertado.

Gracias por sus comentarios, dan mucho aliento. Sonrían.

Un fuerte abrazo y feliz día.

silence please


Morir cada día es necesario.

Que las cosas mueran es necesario. Como el sol muere cada tarde.

Que no beses porque respetas esos sentimientos convalecientes aun por aquella persona que ocupó parte del querer ser de una época importante mientras ella se retoza con algarabía sobre la carne hedionda de un amante express no un dia, ni dos, ni tres, sino tres. Tambien es necesario, aunque suene incongruente.

Y que se escuche el rumor justo el dia en el que tu le vas a comunicar a ella cosas verdaderamente hermosas. Como que hubo mañanas en las que hacias desayunos mimados con detalle y al terminar, les ponias su nombre, en honor al dulce de su boca en noches estrelladas de diciembre. Que palabras tan hermosas...Tambien es necesario.

Pero Sofocles, son hermosas para ti, que sabes que han viajado contigo miles de kilometros, y se ha expandido mientras observabas el flujo de los dias, y han sobrevivido a un intenso frio polar, y a la boca rojiza y sonriente de una nórdica ochentera.
Y a los de una cordobesa afincada en Granada desde hace años y que vino a hacerte temblar. Y a la boca y los brazos de una rubia violenta que te ha jurado amor eterno desde que te vió por primera vez solo con la mirada azul de sus ojos.

Es decir, ¿me estas diciendo que mientras tu te planteabas las nuevas situaciones como algo mas pausado, tu semejante, Lucrecia la Grande, descendiente de Salomé, se retoza casi a diario con un amante express?.

Si Prometeo, si, eso te estoy diciendo.

No me importa que eso ocurra. Es algo normal. Pero no entiendo por qué ella no quiere ni verte. Ni tan siquiera intuirte.
No es entendible que seas especial para Lucrecia y que al mismo tiempo no quiera verte para solo mirarte, y sin embargo si puede ver a un amante despavorido no para ver sino para mezclarse incluso, entregándose carnalmente.

A ti Sófocles... Precisamente a ti no quiere verte... Qué sorpresas da la vida...

En ese momento Sófocles saca y sostiene una espada que alza al aire mientras dice:

-Que nadie que no haya sufrido como yo se atreva a darme consejo-.

Me merezco sonreír. Me merezco más y mejor. Porque soy más y mejor de lo que Lucrecia me dedica. Soy mas que ese amante express, yo palparía mucho mejor su carne, con mas tacto. Y mordería su ser con mas cautela.
Pero si un amante express es mejor recibido que yo, Sofocles el Pequeño, entonces apaga y vamonos. Que la segunda causa de no ser bien recibido es producir molestia.

Tocado y hundido quedó Sófocles, el Pequeño, y pidió un único deseo: que la tierra lo absorbiese no dejando ni un solo atisbo de su existencia, ni tan siquiera remota.

Y asi debia terminar este blog. Muriendo necesariamente. Disfruten de la canción de fondo, y no salten sin paracaídas jamás.

Cuídense.

viernes, 21 de enero de 2011

must g0 0n

jose-manuel-sobrino_thumb19

Como partículas en suspensión. ¡oh si! tal vez como flotando en el aire. Adelanto un pie y me dispongo a caminar, desbrozando selva mediática a mi paso y desenredando un nudo biliar que me atosiga tanto que parece que lo hace desde hace siglos. Y me ha arrugado el cuerpo por dentro. Porque no puedo estirarme ni zambullirme. Tampoco dormir. Llevo cinco horas y media tumbado boca arriba en la cama, y a veces incluso juraría que me cuesta respirar. Parece como si conciliar el sueño se me hubiese vuelto a olvidar. Maldita sea… 

Miren qué hora es, quedan aún dos horas para que el sol haga de las suyas de avenida en avenida, de puerta en puerta y de alcoba en alcoba. Para que vuelva a entrar en ésta cocina y lo llene todo con una luz nuclear que eliminará estas sombras chinescas del paisaje alicatado.

He perdido cualquier tipo de contacto, de solidez. Ha pasado una semana y vuelvo a no sentirme. Ingrávido. Tal vez sea mejor así. 

¿Algún día sabré qué hacer con el dolor que hay a mi alrededor? Pienso en sobrevivir sin saber porqué al odio de todos. Sobrevivir muriendo a diario por no saber como reaccionar a las cosas más insignificantes, mientras que otros son especuladores de un sueño sin sentido, me refugio en lo que me gusta, pero el dolor a mi alrededor me interrumpe y vuelvo a morir en vida.
Idolatro a un ser perfecto para mis ojos, pero sus defectos sobresalen a la luz del día mostrándome que realmente es humano y que equivocarse es parte de la vida.


Cada segundo que pasa intento renunciar a la ira, pero el dolor me abastece de rencor y melancolía como para resistirme a la alegría... y morir cada día.
Quiero volver a los orígenes de la vida y así transformar el pasado para recuperar el día para que no haya mas gente sufriendo. Cambio el dolor por la fantasía.

No hay tristeza, tampoco resignación, ni siquiera dolor, sólo una realidad. Puedo escuchar un rumor de lejos, una conversación (tal vez). Hay voces que se cruzan, van y vienen. Muy bajitas. Susurros. Existen miradas que se asoman, algunas conocidas, otras curiosas. Existe un escenario que se achica (cada vez más), hasta convertirse en una cajita de zapatos, que luego se cerrará hasta dejarme a oscuras. Uno intenta gritar, pero sólo se percibe silencio, nadie escucha. El grito atragantado contamina al cuerpo, una sensación angustiante que taladra la cabeza y sensibiliza los ojos.

Algo sucede, pero no se entiende. Mientras tanto el tiempo continúa su andar inmutable. Se intenta cerrar los ojos, olvidar esta pesadilla, recordar algún momento colorido, pensar en otra cosa, saciar esta oscuridad, este silencio.

Mientras tanto el tiempo continúa su andar inmutable. Se intenta cerrar los ojos, olvidar esta pesadilla, recordar algún momento colorido, pensar en otra cosa, saciar esta oscuridad, este silencio. El cielo es celeste, ninguna nube oculta al sol. El día es hermoso. Uno golpea las paredes, se asfixia, luego rasguña, después sangra. Ahora los días pasarán, y uno se quedará quieto y se producirán cambios que no cambiarán nada. Me transformaré en un ente opaco, sin luz, sin palabras, ni sensaciones. Una visión extraña me cambiará la perspectiva.

Existe una sensación peculiar que se palpita con más fuerza. Se genera (paulatinamente) una mentalidad y una idea que excede a la que alguna vez se pensó tener. No existe lo normal, lo explicable o lo terrenal. Uno siente que levita, que lo que afecta no afecta, lo que transcurre no transcurre. Todo lo anterior parece ínfimo. Todo lo vivido parece una cosa pequeña. Existe un pensamiento exorbitante, un saber nunca conocido, una sensación que excede al cuerpo, una visión que va más allá de lo imaginable. Posteriormente uno comienza a entender vagamente lo que está sucediendo y eso genera temor. Se comprenden hechos y situaciones imposibles de saber. Se logra sentir lo que sufre el otro, lo que necesita, sus temores, su felicidad y añoranzas. Por eso excede el cuerpo en perdonar y absolver la pena con una paz no merecida pero sí necesaria.

Uno entiende la vida, uno la entiende mejor que muchos, que tantos otros, que los demás. El tiempo pasa, y se va comprendiendo de donde proviene este saber. Uno empieza a darse cuenta de por qué siente tanto aire y tan poca tierra. Se vislumbra la razón de esta abstracción profunda y constante. Después de un tiempo (meses, años), uno debe lograr aceptar que en ese grito atragantado, en esa palabra que nadie escucha, en esa lejanía, en esa anormalidad, se esconde una explicación. Y mientras la eternidad transcurre, mientras la gente continúa con su vida, mientras la música se escucha desde lejos y las voces son solamente susurros, mientras todo aquello sucede, uno finalmente se sincera, ya lo sabe, no tiene sentido ocultarlo.

Uno ya no está aquí, ha dejado de existir.

Ha muerto.

Quizá no me he dado cuenta de que soy un tipo con suerte. Y por cada palabra malsonante, por cada rechazo, por cada dolor sufrido, prometo plantar un árbol, y que se convierta en un bosque del que sacar celulosa virgen que se convertirá en láminas de papel donde escribirás cartas de amor para otro.

 

Nunca acepten jamás que alguien les diga que una de sus propuestas venidas de la bondad y el mérito, la razón y el buen hacer, es una mala idea.

Destierren a todo aquel que no crea en sus ideas. No creer en las ideas de alguien por conveniencia, y jurarlas como malas, en cierto modo, es una forma de asesinar el juicio bondadoso de quien propone.


Descansen.

 

jueves, 20 de enero de 2011

mi cocina

4379182413_efb2041e07_o

Mi cocina bien podría ser tu cocina.

Aquí últimamente paso la mayor parte del día, porque hay una luz muy llana y debidamente constante. No importa que fuera haya niebla, nubes abundantemente opacas en un cielo cubierto con su inmensa capota gris o que la tarde llegue a su fin impasiblemente. Esta cocina muestra siempre su cara más límbica, y va acogiendo minuto a minuto cientos de tonalidades distintas con forma de espectro visible. No hay nanómetro que se escape, ni por ende onda electromagnética. Desde un púrpura por la mañana recién hasta un ámbar sibarita cuando la tarde da el relevo a la noche.

Es fácil enamorarse en ésta cocina. Sonreír y no decaer. Levitar incluso ó meditar. Es fácil encontrar consuelo en el mosaico encriptado en la superficie, o en silbido del viento leve y suave con las ventanas y las alcobas.

Más sencillo aún es encontrarse, como Nimó, uno a si mismo. Y especular con distintas formas. Trabajar en la cocina mezclando elementos, basándose en ellos, dependiendo de su importancia.

El proyecto de diseño en el que ahora ando sumergido requiere de mi atención constante. Sé que esta vez no puede ni habrá rutina en el trabajo, entre otras cosas porque nunca la hubo ni debió haberla. Así que me he rodeado de olores, del color de esos mismos olores y de formas que a veces incluso llegan a ser indefinibles. No me importa. Forma parte del proceso no conocer o desconocer lo que siento o veo, a veces incluso lo que padezco. Porque eso deriva en nuevas formas que a su vez, cuando la tetera pita de un modo alarmante sobre el fuego, deriva en otras y así descendiendo en otras ramas más diversas.

Y la luz invierte el proceso. Y el rumor leve de las personas y las cosas que confluyen en un mismo punto de la calle, de un lado a otro, allí afuera, tornándose como una rueda que gira continua o como un goteo continuado mientras mi perra observa atenta.

Por la noche, esta misma cocina es invadida por una luz excitante que proviene de una farola cercana. Y entonces nacen sombras grotescas donde uno puede esconderse y refugiarse del miedo, la desidia o el malestar común. Y parece de día si uno se lo propone firmemente.

Yo he pasado muchas noches refugiado dentro de ésta y aquella sombra. Temiéndome a mí mismo y tiritando de pánico y desazón. Y ha amanecido más bien tarde que pronto, mientras yo, sin saber cómo ni a qué, miraba a través de la ventana esperando ver obrado el milagro de una luz que algunas noches llegué a suplicar.

He sufrido el silencio de un centenar de noches cualesquiera, calándome por entre los huesos y rasgándome las vísceras. He sentido el arrepentimiento pulsándome en la boca, amargo y rápido, como una enfermedad que galopa intrépida por la sangre y disipa el conocimiento hasta volverlo inservible ó poco lúcido.

He sentido la soledad tanto que un día se hizo corpórea y ocupó el asiento de enfrente, acomodada como una diva en una cama floralmente conocida.

Y sin embargo, todo aquel naufragio sirvió para que hoy vuelva a sentirme igual pero con la experiencia asumida de que, ésta noche, más que nunca, tengo motivos para sonreír y sentir la mentira dándome hálito firme en la nuca. Encontrarle el punto divertido. Como el que juega a hacer daño y lo hace porque forma parte de un automatismo. Y el que lo sufre huye despavorido antes de que el daño leve se convierta en atropello ó quemadura.

Qué será de aquel que lo dió todo por una esperanza inservible. Bienaventurado seas. Y de aquel que quiso creer y creyó en el presente y encontró que el presente no existe para quien vive mejor reviviendo un pasado por conveniencia. Y usa los mismos términos, y descalifica igual y sorprende de la misma forma y dice no o no dice nada y en el nada contiene el no enmascarado en una perífrasis que lo único que viene a decir es que, gramaticalmente he muerto.

Y una vez muerto, asciendo, creo, a los cielos y ahora sí, encuentro una paz posible. Y encuentro una luz y una ventana, y un sonido ahora sí más universal y corpóreo. Y siento que no me importa haber pasado a mejor vida, y que del desprecio deduzco la adivinanza. Y encuentro relación entre mil cosas que antes parecían inconexas.

Bienaventurado aquel que refleja en otro lo que el sufre. Que si juegas conmigo yo jugaré. Y si me rechazas yo rechazaré al más próximo, por despecho, para sentirme bien y comprender al prójimo.

Es una noche donde encontraré sueño plácido. Porque hoy sé cosas que ayer no sabía y que sí me quitaban el sueño.

En ésta cocina, las mejores ideas son aquellas que nunca se cumplen.

Por eso, mi cocina, bien podría ser tu cocina.

Y a partir de hoy, debes sentir que, cuando entres en la cocina, te encontrarás una felicidad que no esperabas.

No traten como algo prioritario a quien les trate como una opción posible solo si el plan A falla. Y si alguien no quiere verles, celébrenlo no dejándose ver y desaparezcan… como si la tierra los hubiese devorado al fin.

Un fin de blog.

Feliz noche. Bienaventurados sean.

lunes, 17 de enero de 2011

da más luz

sobrinothings


Cada día aprecio más el valor de la amabilidad y el regalo de una sonrisa. ¿No habría que levantar un monumento a las personas que nos regalan una sonrisa? ¿No deberíamos ser agradecidos con esos gestos amistosos que nos manifiestan afecto y nos dan la bienvenida?
Pocos gestos transmiten más que una sonrisa. Moviendo unos pocos músculos de la cara los seres humanos podemos expresar: amistad, aprecio, alegría, paz, tranquilidad, salud, confianza. La sonrisa pone de manifiesto una actitud de acogida, de solidaridad, de apoyo, de acercamiento, de apertura al otro. Una sonrisa reconforta, actúa como un bálsamo, es, en ocasiones, una tabla donde agarrase. Está muy asociada a la bondad, a la inocencia, a la pureza. La risa expresa felicidad y, también, constituye un mecanismo de liberación emocional.
Las personas que nos reciben con una sonrisa están animándonos a que nos acerquemos, crean un ambiente acogedor, generan armonía, hacen que tengamos confianza y que nos sintamos bien. Abriendo su rostro también abren sus brazos. Nos invitan. Son generosos. Por el contrario, la persona seria y osca, transmite una actitud poco amistosa, provoca rechazo, nos impulsa a alejarnos.
La felicidad y la tranquilidad de espíritu provocan que las facciones del rostro se relajen; mientras que la amargura y la tensión provocan que los labios se cierren y el ceño se frunza. Es conocido: "La cara es el reflejo del alma". Dicho en otros términos: los gestos son consecuencia y reflejan nuestros estados de ánimo. Sí, los gestos nos descubren.
Los expertos en Etología han demostrado que la sonrisa es un comportamiento innato, no es aprendido. Es decir, en todas la culturas la sonrisa significa lo mismo: sonreímos ante una situación de bienestar y siempre que ocurre algo satisfactorio y agradable. Representa un gesto de paz. La sonrisa contribuye a inhibir el comportamiento agresivo.
Se atribuye a Shakespeare la frase: «Es más fácil conseguir lo que se desea con una sonrisa que con la punta de la espada». También se ha señalado que un proverbio escocés reza: «La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz». Al parecer, Mahoma dijo: «El que hace reír a sus compañeros merece el paraíso». Y el saber popular dice que «Al mal tiempo, buena cara». La conclusión es clara: el asunto de la sonrisa es algo muy serio.
El cine y los cuentos infantiles han mostrado el estereotipo de dos figuras contrapuestas: la imagen del 'bueno', protagonista que también reúne los siguientes rasgos: guapo-sonriente-contento-bien vestido-limpio-cortés; mientras que al 'malo' se le caracteriza con los atributos contrarios: feo-huraño-enfadado- desarreglado-sucio-mal hablado.
Por supuesto, como a nadie se le escapa, la realidad es más compleja y los seres humanos tenemos una gran capacidad para fingir, somos maestros del engaño. En consecuencia, como sabemos que no todas las sonrisas son iguales, hemos establecido una larga lista de matices para precisar y cambiar el significado inicial de este gesto; así, apoyándonos en los adjetivos, distinguimos la sonrisa franca, sincera, y la inteligente, de la sonrisa bobalicona, idiota, esa que pone de manifiesto la falta de sentido de su portador. También, de vez en cuando, todos nos topamos con sonrisas irónicas, cínicas, falsas. Todos conocemos a personas que utilizan la sonrisa para embaucar: te muestran la mejor cara para llevarte al huerto; hay individuos que ahora se muestran amistosos para, a continuación, cuando te das la vuelta, criticarte sin medida. En definitiva, no siempre es fácil separar el grano de la paja.
H. Plessner dice que la sonrisa es germen y freno de la risa; es gesto para una gran cantidad de estados de ánimo e intenciones: cortesía, torpeza, superioridad, timidez, compasión, comprensión, indulgencia, estupidez, discreción, benignidad, ironía, misterio, franqueza, seducción, admiración y reconocimiento.
Voltaire dice que el hombre es el único animal que ríe y llora. Quizá la afirmación no sea del todo exacta (hay investigadores que indican que los simios y otros mamíferos tienen una 'protorisa' que, como en los humanos, también surge en situaciones de juego y cumple una función de acercamiento social), pero, en cualquier caso, lo que parece que sí es distintivo de nuestra especie es que con la sonrisa expresamos multitud de sentimientos.
Cuando el niño se lanza a la vida, lleno de fuerza, energía y confianza, en su primera etapa, su sonrisa es espontánea y permanente. Sonríe a todo el mundo, no extraña a nadie. Recibe a cualquiera con muestras de alegría. Es generoso. Todo le sorprende, todo le hace feliz. Con su rostro iluminado parece decir: "Este mundo me gusta" y "Quiero a todos los que me rodean". Por su parte, la madre sabe interpretar a la perfección la risa de su hijo: está bien, está sano, se siente seguro, no necesita nada más, es feliz.
Desgraciadamente, cuando crecemos vamos dejando de sonreír. Comprobamos que la existencia está formada por dichas y desdichas y, en consecuencia, los gestos de alegría y felicidad se vuelven cada vez más intermitentes, incluso desaparecen cuando nos vienen mal dadas; así, el dolor, la preocupación, la intranquilidad, el disgusto, la traición, borran la sonrisa.
Como es sabido, los enamorados se sonríen permanentemente y, con ese gesto, se transmiten un mensaje rotundo: me encuentro a gusto contigo, me haces feliz.
Por otro lado, los personajes de todos los anuncios sonríen (y son jóvenes y guapos). Con ese rostro, con esa imagen, con ese gesto amistoso, transmiten confianza, y esta es clave para que compremos un producto, votemos a un partido o triunfemos en una reunión.
Un buen indicador de nuestro estado de ánimo es comprobar cuántas veces reímos o sonreímos al cabo del día. No hace falta que nos lo indique un psiquiatra: la depresión provoca que la sonrisa desaparezca, que el rostro se oscurezca y que la mirada pierda su brillo; cuando la tristeza inunda el alma es imposible que la cara se ilumine. Del mismo modo, intuyo que la frecuencia con que unas personas se sonríen a otras, la frecuencia con que se sonríen dos desconocidos, puede constituir un indicador del nivel de felicidad y armonía de un grupo humano y de una sociedad.
Habitualmente, asociamos lo serio a lo correcto, a lo formal y a lo bien hecho, olvidando que las personas serias pueden ser frías y poco amistosas y aburridas, mientras que, por supuesto, las personas alegres, espontáneas y de trato informal, pueden ser responsables, cumplidoras, respetuosas en su trabajo, en su vida cotidiana y en el trato con la gente. Juzgamos demasiado a la ligera, con trazos burdos, movidos por estereotipos y prejuicios, y así nos va: en muchos casos somos injustos, en otros nos equivocamos.
La risa alude a la libertad, a la espontaneidad y, claro, eso significa un peligro para los poderes autoritarios. Estos conviven mal con el humor y suelen intentar reprimirlo. Así, definirán a la risa como un mal gesto; dirán que es vulgar, poco educado, zafio. En su interés por controlarla subrayarán sobre qué podemos hacer una broma y sobre qué no, cómo podemos reírnos y qué formas son incorrectas. Con la misma estrategia, esos poderes tratan de atribuir prestigio a todos los gestos que manifiestan seriedad; es decir: control, disciplina, orden, sujeción a la norma.
El poder siempre ha tenido miedo de la risa. Humberto Eco lo explica en 'El nombre de la rosa'. Jorge, el bibliotecario de la abadía que ha protegido «el libro perdido», el segundo libro de la Poética de Aristóteles, le dice a Guillermo de Baskerville: «La risa es la debilidad, la corrupción, la insipidez de nuestra carne (.). La risa distrae por unos instantes al aldeano del miedo. Pero la ley se impone a través del miedo (.). Si la risa es la distracción de la plebe, la licencia de la plebe debe ser refrenada y humillada y atemorizada con la severidad».
Hemos construido un mundo demasiado serio. Nos hemos hecho adultos dejando la sonrisa en la infancia. Hay que aprender a tomarse la vida con menos seriedad. Deberíamos aprender a reír, a regalar sonrisas y, también, a reírnos de nosotros mismos.

Me encanta...
Free counter and web stats