viernes, 3 de abril de 2009

imbécil perhaps

Tocado y hundido. Hay sol.

No sabría explicar cómo… es una especie de atracción casi sexual, un tanto omnipotente diría incluso… puedo estar sin pensar en ello durante horas, incluso días… pero voy acumulando participios y cosas, pequeñas estructuras y esquemas literarios silenciosos, a veces pequeñas fórmulas que me repito a mi mismo espasmódicamente hasta llegar a la sucesión del puro cansancio… creo que es un método de mantenerme alerta, de estar conectado a mí mismo. Es un apetito voraz que me lleva a escribir… y siempre sin esperarlo.

Así, hoy mismo por ejemplo, me apetece hablar de mí. Airear un poco mi vida y hacer público lo más mío y privado. Así es.

Me he equivocado muchas veces en mi vida, pero siempre fui feliz, creía en lo que hacía y mantuve la sonrisa siempre altiva. (Eso más que un objetivo era una forma de vida). Aunque a veces debo reconocer que he perdido el tiempo sin poder hacer nada por evitarlo.

He configurado un modo de vida en el que confío, y confío en él porque no sé cual ni cómo es, no se rige por ninguna norma ni coexiste preestablecido por nada. Tan sólo sé que me hace responsable de lo que viva y de lo vivido.

Vivir. Esta vez me pilló con las defensas bajas… baja la guardia e incluso las manos, la mirada y el espíritu… siempre me ocurre lo mismo, doy lo mejor de mí y acabo cavando una zanja donde sepultar la peor versión de mi mismo. Esta vez puedo justificártelo, si claro que si, por supuesto…

Puede que haya pecado un tanto de imbécil… de iluso, de mimético y un tanto de hiperlúcuo. Pero deberías comprenderme… Resulta que de pronto un día me vi embalando mi vida en cajas de cartón y cinta adhesiva, recogiendo mis plantas, mis lámparas, mis cuadros y mis atuendos, mis libros y una pequeña alfombra de tiras de madera que pisaba cada mañana al despertar… Día a día fui viendo pasar como una película velada toda mi historia… incluso imaginaba los campos de batallas, los reinos y las penínsulas compartidas… las fronteras y los mapas. Mientras, recuerdo que olía a una especie de salsa vegetal y recordaba todos los momentos felices…

Tú estabas ahí… cerca… constante… epicúrea… muy suave… muy aguda… y poquito a poco se me fue de puritito rumor el vacío de abandonar esos espacios que ya sentía un poco míos.

Me retiré tan feliz que ni miré hacia atrás… mientras cruzaba los puentes y las calles donde otros días viví adverbios y soplé velas de marfil crispado…

Ahora que no estoy allí, veo esas habitaciones vacías, los muros sin nada, la mesa vacante, las persianas bajadas, ni una sola pizca de luz en el salón, ni tan siquiera un olor, ni un ruido, acaso un rumor muy áspero venido de la calle, como de una calle adyacente… solapado con el sonido en “stand by” del frigorífico. Pero, ni un solo chasquido de mis pasos al marcharse… todo fue tan rápido y tan deseado que ni siquiera me paré a sentir que me marchaba.

Hoy, veo y vivo una nueva vida, llena de sol y nuevos olores, hay más sonidos y me concentro mejor, he adquirido la sana costumbre de soñar todas las noches con cosas que desconozco… entre ellas estás tú, muy quieta y distante, apopléjica y muy diminuta… acaso hablas nada, ni siquiera balbuceas. Y eso me hace despertar y quedarme unos minutos en vigilia masticando alguna fruta dulce hasta que vuelvo a dormirme con los labios pegados por el almíbar.

Qué diferencia pues de cuando soñaba contigo y me imbuías enfermedades dromedarias, turbado de deseo por ser deseo, y tus brazos largos y exquisitos me envolvían sin asfixiarme…

Te faltó tiempo para hacerme una cruz y no querer saber nada de mí, ni tan siquiera te preocupaste de saber si mi cuerpo sigue teniendo algo de cuerpo, o si mis manos se mantienen tibias, o si soy un payaso meditado. Dices: - Se acabó el circo.

Hiperlúcua no existe, pero es un esquema silencioso de la lengua castellana, o vernácula vete a saber, pero que tengo en mi cabeza… y para mí sí significa muchas cosas. Lástima que para ti no sea yo hiperlúcuo. Imbécil perhaps.

ACTO III

Ahora es un momento tenso de la escena, ella levanta la mirada y hace un extraño chasquido con los dedos. Tras de sí, y con la mirada en otro lugar dice: -Tengo una idea, vete y no vuelvas.

Y yo que había emprendido ya un viaje de 3cientos de kilómetros hacia ella, en el kilómetro 1, hago un giro y doy me la vuelta… ¡soy un imbécil! (dice una voz en off como salida de una nube).

Ahora yo me detengo y hago un chasquido muy sonoro y digo: - EPISODE III | i´m not in crisis. Voy a continuar con mi viaje de 3cientos de kilómetros… pero haré uno más, porque quizá tras de ti esté mi verano más perfecto. (Y hago un nuevo giro continuando la misma dirección que un minuto antes).

No estoy decepcionado… estoy difuso. ¡Ponte las gafas!. Me siento triste… pero desde éste mi satélite, toco con la yema de los dedos el mundo… y tu dices haberte marchado de él. ¡imbécil perhaps!

Fue pues un placer. Disculpe las posibles molestias & Destape la felicidad.

(Se cierra el telón, pero se queda enganchado en un saliente del decorado de cartón piedra. El protagonista principal sale a desengancharlo rápidamente, con tal mala suerte que tropieza con sus propios pasos y cae al suelo “isofacto” muriendo sin calcular la distancia y sin que los médicos asistentes en la sala (3) puedan hacer nada por salvar su vida).

Género: Tragicomedia. No todo termina como nos gustaría, y si no que me lo digan a mí.

Pero seremos felices… eso siempre. Despreocúpense de eso, atiendan a la crisis.

(Al escuchar la palabra crisis, el protagonista, que se haya tendido sobre el escenario, recupera el pulso y las constantes vitales, haciendo que la sala se ponga en pié y aplauda pavorosamente.)

FIN.

No hay comentarios:

Free counter and web stats