lunes, 7 de septiembre de 2009

Después del melón agua no bebas...

A base de insistir nos marcamos una pauta casi imprescindible, y le otorgamos a las cosas mas simples un carácter retroactivo capaz de simular cosas que no son y de vivir vidas que no son, en lugares que tampoco nos pertenecen. De ahí resulta una condición que nos sepulta y nos catapulta a la fama de aquellos que cometen errores casi sin darse cuenta. Lo peor de un error es el tiempo que se pierde cometiéndolo, lo mejor de ese o cualquier otro error es que te enseña a no volver a perder ese tiempo nunca más en contextos similares futuros. Asi que he estado perdiendo el tiempo pero también he estado ganando tiempo. Perdiendo tiempo presente, y ganando tiempo futuro, que supongo, es menos valioso, pero también imprescindible.


Consiste en saber lo que uno es, hasta donde quiere llegar y qué o cuales medios y recursos requiere usar para tal fin.


A veces todas estas cosas se reducen quedándose en una sola mirada, o en un deseo locuaz que te deja mirar el cielo durante al menos dos horas sin pestañear. Y si miro al norte sé que estás, con esa diversión que imagino en tí y en tu cuerpo. A veces basta con una fotografía para saber que, tú, quizá, eres la mujer que termine por transforar mis dias y acentúe esta locura basada en cosas naturales como tú. Otras veces un solo epitafio basta para saber que es más que probable que tu vida y la mia sean paralelas y se crucen cuando menos lo esperábamos dejando justo detrás un halo de hojas secas fruto de una vida aún por vivir.

Cuando te miro reconozco en mi circunstancias ajenas, giran cosas alrededor de mi cuerpo como si yo fuese un campo magnético tan potente como el de un planeta puestecito ahí en una órbita que se mueve porque tu así lo dispones. Y veo que me miras en modo polaroid, con unos ojos rodeados de piel de melocotón muy sensible al tacto y de colores almibarados que me dicen que hoy, de nuevo e igual que ayer, vuelve a ser domingo por que tú así lo dispones.


Cuando te conocí me mirabas con ojos verdes y divertidos, y vestías una sonrisa que parecía estar ahí desde hace años, sin conservantes ni colorantes. Y lo que mejor recuerdo de ti es aquello de que "Después del melón agua no bebas...".

Lancé una sonrisa al aire y dije: No me lo puedo creer, ¡eres tú!.

Asi que he decidido pensar en ti cuando menos te lo esperas, y resucitar mis errores más tibios para poder decirte que, lo mejor de ti es lo que aún no conozco.


Bon voyage. Feliz septiembre a todos.

No hay comentarios:

Free counter and web stats