lunes, 14 de septiembre de 2009

feeling good | abriendo puertas

La verdad es que si, puede ser, aunque también pudiera no ser. Porque yo he venido para que tengan vida. Y una cosa es que la tengan y otra bien diferente es que no. ¿Si o no?.


Me refiero a que llevo meses actualizando este blog con textos que portan un cierto aire nihilista, lanzando críticas voraces contra mí mismo, simulando que toda vida vivida ha sido una abnegación poco propicia de los sentidos y que ello me ha causado una desorientación personal y sentimental sin parangón. Y sólo porque he visto cómo cada día iba alejándose mi percepción del deseo más voraz de alcanzar lo que siempre pensé, era una parte importante de mi.


Y ahora me sucede que comprendo extasiado todo lo ocurrido y por poco no me pongo a llorar como un niño... porque no considero oportuno que un extraño pueda consumirte y yo ni tan siquiera haya llegado a escucharte, ni tan siquiera sentirte ni lejos ni cerca.


Las peores realidades son aquellas que ni tan siquiera advertimos como realidades. He vivido momentos en mi vida que bien podrían valer una misa en Notre Damme un domingo de octubre y sin embargo me siento enclaustrado en mi mismo como si tuviera frio y fuese tarde para salir.


Hace dias sentía como si hubiera llegado tarde a este sitio, y me encontré los campos agrestres de una batalla que no era mía, y cultivados de un ruido muy monótono que ensordecía, como una sirena que advierte con un toque de queda que terminará por vaciarlo todo de todo lo aún por vivir.

Decidiste casi por arte de magia que yo no soy parte practicable de ti, y poco a poco, casi sin darte cuenta, fuiste empujándome poco a poco hasta la puerta, y cuando ya estaba en el umbral, frío como un témpano, cerraste las puertas y las ventanas a cal y canto y todos los días y todos aquellos deseos de encontrarnos más jóvenes que nunca se purgaron dejando un estómago vacío de sensaciones volátiles.


Y ahora miro la fachada desde fuera, atónito, pero con una sonrisa, sabiéndo que si tú dices que no es es que no es. Y que si debo marcharme es porque ésa es mi mejor opción. Porque has tenido un verano de besos y caricias que no son los mios. Porque has vivido sensaciones muy latentes que ni mucho menos vienen de mi ni son causadas por mi. Y eso me eleva a mi a la mínima potencia.

Quizá me estás dando pistas que, si sigo al pie de la letra, me llevan a una nueva historia esta vez si, exitosa, donde viva sensaciones muy nuevas y encuentre ese equilibrio casi imposible. Yo no me obsesioné contigo, ni de ti ni por ti. Simplemente creo en una idea que es capaz de engullir cualquier duda. Es una transfiguración de lo simple, el resultado de una variante matemática sorprendéntemente sencilla, es creer en ti como máximo exponente para construir cosas que aún no han sido construídas. Pero si tu dices que no, es que no.
Y acabaré por darte la razón, sólo falta el solsticio de verano para desprenderme de esta tormenta de arena ávida de nuevas luces, y terminaré por darte la razón

No necesitamos el orgullo para vivir, de hecho si somos personas orgullosas nos perderemos muchas de las cosas buenas que nos puede ofrecer la vida. Debemos deshacernos del orgullo, darnos cuenta de la inmensidad del Universo, de lo pequeños que somos.



Ahora se me abren varios nuevos caminos, nuevas oportunidades, porque el secreto esta en mi, en que llevo manteniendo cerradas todas las puertas mucho tiempo. Y todo porque sostengo la idea viva de que estás ahí. Pero como tú dices, es mejor pensar que no eres real, sino simplemente, un efecto óptico virtual que, en efecto, se disipa. Porque ni lo escucho, ni lo veo ni me transmite calor.

Voy a cerrar los ojos y voy a dejarme llevar. Porque tú, tal y como querías, te has ido. Y yo lo único que puedo hacer por ti, es continuar.


Hay gente que espera.


Feliz semana. Suerte a los estudiantes y a las amas de casa.

No hay comentarios:

Free counter and web stats