martes, 10 de noviembre de 2009

sun place





Ahora que lo pienso, había 5 formas diferentes para llegar hasta allí por 4 caminos distintos. Dos por vías pecuarias y otras dos por  vías alternativas que nos dejarían la sensación de habernos querido toda la vida casi sin habernos visto, a penas 3 días hace un par de meses en una fiesta en la que decidimos ser únicos anfitriones.


Por entonces me decías que tú eras una chica un tanto fría y que tenías la poca fortuna de no saber elegir el momento adecuado para besarme, porque siempre  deseabas hacerlo.


Todos nos esperaban a 110 kilómetros al norte de Madrid. Tú y yo nos citamos 3 horas antes en aquella ciudad que un día elegimos para encontrarnos y abrazarnos por primera y última vez. Eres lo que siempre quise ver en ti. Me lo repetí más de 12 veces mientras conducía y tú como experimentada copiloto me contabas con gestos diversos cómo había sido tu experiencia en el mar en aquellas vacaciones express que decidiste vivir en un otoño que ahora más que nunca era tuyo.


Luego me dijiste que habías echado de menos dormir conmigo mientras me acariciabas el pelo. Mientras tanto fuera, en la autopista, un fuerte vendaval azotaba nuestra marcha y tus manos llegué a sentirlas como brazos brotando muy felices de tu cuerpo chocando como en estampida en mi piel.


Estabas hermosísima y no parabas de gritarme que siempre que nos veíamos, incluso siendo verano, diluviaba.


Paramos a descansar en un pequeño bosque a 600 metros de aquella casa en la que decías, te hubiera encantado vivir para el resto de tu vida, allá en lo alto, con sus amplios ventanales orientados al sur y su chimenea humeante exhalando un vapor vivido dentro. 
Y te pusiste de repente a describirme detalladamente cómo imaginabas decoradas sus paredes, sus alfombras y sus lámparas. Y no parabas de gesticular y de sonreír cuando te decía que sería mejor que te callaras porque se te estaba quedando el cuerpo sin fuerzas de puritito rumor que se te iba por la boca...


Cuando tan sólo faltaban 20 kilómetros para llegar a nuestro destino, una densa nieve empezó a cubrirlo todo. Muy repentina y blanca. Tú mirabas sonriente por la ventanilla mientras yo intentaba encontrar el modo de parar, emocionado sólo con verte. Cuando me detuve, bajaste del coche y recorriste a pie un sendero salpicado de brezo con los brazos abiertos en cruz y las manos hacia arriba, como intentando invocar más nieve y más sonrisa. Entonces te vi venir, rápida, con tu costumbre dibujada en una pequeña canción que tarareabas para llegar hasta mis brazos y envolverme en ti.


Entonces pronunciaste una frase que ni tú te esperabas de ti misma:                    -Miénteme y dime que no me amas-. Y el viento se detuvo y todas las cosas dejaron de girar para concentrarse en tu boca.


Detuviste tu mirada durante al menos 20 segundos frente a la mia. Sabías que no podíamos besarnos porque meses atrás habíamos hecho un pacto, y romperlo en aquellas circunstancias habría supuesto una especie de vida eterna para ambos. 


Estabas feliz. Lo noté en la algarabía de tu cuerpo, en tus ojos brillantes al verme aparecer por aquella esquina para recogerte, envuelto en mi tenue bufanda de punto y mis guantes a juego. Lo noté en tu modo de recibirme, homogéneo y sonriente, lleno de fórmulas locuaces capaces de resolver enigmas múltiples. 
Vestías un abrigo de paño inglés rojo y una bufanda verde a juego con tus ojos enormes. 
Cuando llegamos a aquella casa donde pasaríamos dos noches y un día, entraste tarareando la misma melodía que habíamos cantado durante el viaje y que tantos recuerdos nos traía a ambos.


Recuerdos enfundados en una noche a las afueras de aquel pueblecito al sur, donde tú me propusiste subir a aquel lugar, abrir las puertas del coche y sintonizar aquel dream in a little dream de aquel cd que heredé de un polaco romántico que se había enamorado de Sandra, aquella chica que tanto me ruborizaba. Tú me abrazaste con la excusa de estar feliz y empezamos a bailar       
 mientras te susurraba al oído que eras la pura sucesión de Susana Griso, idéntica y paralela, tanto que incluso algunos curiosos te confundieron y se acercaron a preguntarte.


Aquella noche bailamos sin parar... y tú no parabas de decirme que yo, era lo que siempre habías querido ver en mi y en el mundo. 
Tu lugar al sol. 


Y por eso volviste a repetir la historia, como quien repite un sonido o un esquema, cogiste dos copas de vino y me pediste que te acompañara huyendo del rumor del fuego y de la conversación de los demás. Me pediste la llave del coche para coger tu bufanda y tus guantecitos minúsculos y pusiste a reproducir aquella canción... me miraste, tendiste las dos manos hacia mi y nos pusimos a bailar meses después... 
Parecía que nada había cambiado, como si el tiempo se hubiera quedado detenido en aquel baile nocturno con vistas a la catenaria de luces de aquella ciudad.
Ahora caía nieve y mientras, de fondo, sonaba aquella misma canción favorita... y tú flotabas en el aire describiendo nebulosas con tus zapatitos de tacón sobre el manto espeso y frío.


-Somos dos amantes perfectos- me dijiste el sábado a media noche. Y cada vez que nuestras vidas se cruzan cambia la climatología y la naturaleza. 


Ahora sólo deseo que estés donde estés, vayas donde vayas, continúes tarareando aquella melodía y te mezcas plácida imaginando la nieve sobre tus hombros. Sabes que entre tú y yo no puede existir nada más, ya eres todo lo que queria ver en ti, hicimos un pacto además, se estropearía todo, incluso lo ya vivido. Tú y yo, amigos y amantes para siempre, sin necesidad de nada más. El cuerpo ya lo impide. Hagamos caso al cuerpo...


Aquí dejo tu melodía. Mi melodía. 


-Dale al play nena-.





Reproduzcan el tema, cierren los ojos y déjense llevar. Imaginen su propia experiencia, o imagínenme a mi bailando con la idéntica a Susana Griso. Puede que les resulte bello... Disfruten.
Feliz día a todos. Guárdense del frío y consérvense sin colorantes ni conservantes.



2 comentarios:

esther g dijo...

vaya descubrimiento el mio... empecé buscando una imagen en google y he llegado aquí, y ahora ya no puedo parar de leer y leer...
El tema ya lo conocía, es maravilloso... pero no lo conozco porque lo hayas bailado conmigo... también sabes bailar?? sales guapísimo en la foto...
Me he quedado sin palabras...
Eres impresionante...
besos........

Anónimo dijo...

dios... te comía!!!!! estoy llorando... capuyo! jum...
Te voy a echar de menos por esas tierras tan lejanas... pero llevo lo mejor de ti :). Gracias por ese finde tan maravilloso... contigo todo es así...
Oye, y a ti tambien te gustó la casa eh???

Sabes que??? pienso bailar todas las noches este tema tan nuestro... antes de dormir...
Un besazo mi hombrecito!
Y gracias por el texto... como siempre...
te quiero guapo.
Ah! y no te enamores eh?... jejeje
muackis!

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