lunes, 17 de enero de 2011

da más luz

sobrinothings


Cada día aprecio más el valor de la amabilidad y el regalo de una sonrisa. ¿No habría que levantar un monumento a las personas que nos regalan una sonrisa? ¿No deberíamos ser agradecidos con esos gestos amistosos que nos manifiestan afecto y nos dan la bienvenida?
Pocos gestos transmiten más que una sonrisa. Moviendo unos pocos músculos de la cara los seres humanos podemos expresar: amistad, aprecio, alegría, paz, tranquilidad, salud, confianza. La sonrisa pone de manifiesto una actitud de acogida, de solidaridad, de apoyo, de acercamiento, de apertura al otro. Una sonrisa reconforta, actúa como un bálsamo, es, en ocasiones, una tabla donde agarrase. Está muy asociada a la bondad, a la inocencia, a la pureza. La risa expresa felicidad y, también, constituye un mecanismo de liberación emocional.
Las personas que nos reciben con una sonrisa están animándonos a que nos acerquemos, crean un ambiente acogedor, generan armonía, hacen que tengamos confianza y que nos sintamos bien. Abriendo su rostro también abren sus brazos. Nos invitan. Son generosos. Por el contrario, la persona seria y osca, transmite una actitud poco amistosa, provoca rechazo, nos impulsa a alejarnos.
La felicidad y la tranquilidad de espíritu provocan que las facciones del rostro se relajen; mientras que la amargura y la tensión provocan que los labios se cierren y el ceño se frunza. Es conocido: "La cara es el reflejo del alma". Dicho en otros términos: los gestos son consecuencia y reflejan nuestros estados de ánimo. Sí, los gestos nos descubren.
Los expertos en Etología han demostrado que la sonrisa es un comportamiento innato, no es aprendido. Es decir, en todas la culturas la sonrisa significa lo mismo: sonreímos ante una situación de bienestar y siempre que ocurre algo satisfactorio y agradable. Representa un gesto de paz. La sonrisa contribuye a inhibir el comportamiento agresivo.
Se atribuye a Shakespeare la frase: «Es más fácil conseguir lo que se desea con una sonrisa que con la punta de la espada». También se ha señalado que un proverbio escocés reza: «La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz». Al parecer, Mahoma dijo: «El que hace reír a sus compañeros merece el paraíso». Y el saber popular dice que «Al mal tiempo, buena cara». La conclusión es clara: el asunto de la sonrisa es algo muy serio.
El cine y los cuentos infantiles han mostrado el estereotipo de dos figuras contrapuestas: la imagen del 'bueno', protagonista que también reúne los siguientes rasgos: guapo-sonriente-contento-bien vestido-limpio-cortés; mientras que al 'malo' se le caracteriza con los atributos contrarios: feo-huraño-enfadado- desarreglado-sucio-mal hablado.
Por supuesto, como a nadie se le escapa, la realidad es más compleja y los seres humanos tenemos una gran capacidad para fingir, somos maestros del engaño. En consecuencia, como sabemos que no todas las sonrisas son iguales, hemos establecido una larga lista de matices para precisar y cambiar el significado inicial de este gesto; así, apoyándonos en los adjetivos, distinguimos la sonrisa franca, sincera, y la inteligente, de la sonrisa bobalicona, idiota, esa que pone de manifiesto la falta de sentido de su portador. También, de vez en cuando, todos nos topamos con sonrisas irónicas, cínicas, falsas. Todos conocemos a personas que utilizan la sonrisa para embaucar: te muestran la mejor cara para llevarte al huerto; hay individuos que ahora se muestran amistosos para, a continuación, cuando te das la vuelta, criticarte sin medida. En definitiva, no siempre es fácil separar el grano de la paja.
H. Plessner dice que la sonrisa es germen y freno de la risa; es gesto para una gran cantidad de estados de ánimo e intenciones: cortesía, torpeza, superioridad, timidez, compasión, comprensión, indulgencia, estupidez, discreción, benignidad, ironía, misterio, franqueza, seducción, admiración y reconocimiento.
Voltaire dice que el hombre es el único animal que ríe y llora. Quizá la afirmación no sea del todo exacta (hay investigadores que indican que los simios y otros mamíferos tienen una 'protorisa' que, como en los humanos, también surge en situaciones de juego y cumple una función de acercamiento social), pero, en cualquier caso, lo que parece que sí es distintivo de nuestra especie es que con la sonrisa expresamos multitud de sentimientos.
Cuando el niño se lanza a la vida, lleno de fuerza, energía y confianza, en su primera etapa, su sonrisa es espontánea y permanente. Sonríe a todo el mundo, no extraña a nadie. Recibe a cualquiera con muestras de alegría. Es generoso. Todo le sorprende, todo le hace feliz. Con su rostro iluminado parece decir: "Este mundo me gusta" y "Quiero a todos los que me rodean". Por su parte, la madre sabe interpretar a la perfección la risa de su hijo: está bien, está sano, se siente seguro, no necesita nada más, es feliz.
Desgraciadamente, cuando crecemos vamos dejando de sonreír. Comprobamos que la existencia está formada por dichas y desdichas y, en consecuencia, los gestos de alegría y felicidad se vuelven cada vez más intermitentes, incluso desaparecen cuando nos vienen mal dadas; así, el dolor, la preocupación, la intranquilidad, el disgusto, la traición, borran la sonrisa.
Como es sabido, los enamorados se sonríen permanentemente y, con ese gesto, se transmiten un mensaje rotundo: me encuentro a gusto contigo, me haces feliz.
Por otro lado, los personajes de todos los anuncios sonríen (y son jóvenes y guapos). Con ese rostro, con esa imagen, con ese gesto amistoso, transmiten confianza, y esta es clave para que compremos un producto, votemos a un partido o triunfemos en una reunión.
Un buen indicador de nuestro estado de ánimo es comprobar cuántas veces reímos o sonreímos al cabo del día. No hace falta que nos lo indique un psiquiatra: la depresión provoca que la sonrisa desaparezca, que el rostro se oscurezca y que la mirada pierda su brillo; cuando la tristeza inunda el alma es imposible que la cara se ilumine. Del mismo modo, intuyo que la frecuencia con que unas personas se sonríen a otras, la frecuencia con que se sonríen dos desconocidos, puede constituir un indicador del nivel de felicidad y armonía de un grupo humano y de una sociedad.
Habitualmente, asociamos lo serio a lo correcto, a lo formal y a lo bien hecho, olvidando que las personas serias pueden ser frías y poco amistosas y aburridas, mientras que, por supuesto, las personas alegres, espontáneas y de trato informal, pueden ser responsables, cumplidoras, respetuosas en su trabajo, en su vida cotidiana y en el trato con la gente. Juzgamos demasiado a la ligera, con trazos burdos, movidos por estereotipos y prejuicios, y así nos va: en muchos casos somos injustos, en otros nos equivocamos.
La risa alude a la libertad, a la espontaneidad y, claro, eso significa un peligro para los poderes autoritarios. Estos conviven mal con el humor y suelen intentar reprimirlo. Así, definirán a la risa como un mal gesto; dirán que es vulgar, poco educado, zafio. En su interés por controlarla subrayarán sobre qué podemos hacer una broma y sobre qué no, cómo podemos reírnos y qué formas son incorrectas. Con la misma estrategia, esos poderes tratan de atribuir prestigio a todos los gestos que manifiestan seriedad; es decir: control, disciplina, orden, sujeción a la norma.
El poder siempre ha tenido miedo de la risa. Humberto Eco lo explica en 'El nombre de la rosa'. Jorge, el bibliotecario de la abadía que ha protegido «el libro perdido», el segundo libro de la Poética de Aristóteles, le dice a Guillermo de Baskerville: «La risa es la debilidad, la corrupción, la insipidez de nuestra carne (.). La risa distrae por unos instantes al aldeano del miedo. Pero la ley se impone a través del miedo (.). Si la risa es la distracción de la plebe, la licencia de la plebe debe ser refrenada y humillada y atemorizada con la severidad».
Hemos construido un mundo demasiado serio. Nos hemos hecho adultos dejando la sonrisa en la infancia. Hay que aprender a tomarse la vida con menos seriedad. Deberíamos aprender a reír, a regalar sonrisas y, también, a reírnos de nosotros mismos.

Me encanta...

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes razón, tenemos que sonreír más y mejor.

Buen blog. Un saludo.

María dijo...

Pero qué maravilla el blog!!!! Está inmaculado... se nota que has limpiado el interior!!

Estás más guapo que nunca, más divertido y más inteligente que nunca.

Y no sabes lo que me gusta verte así...

Mira qué sonrisa te dejo yo aquí para tí:

:) (Con mis dientes como a tí te gusta).

Muak!

Anónimo dijo...

Me gusta mucho el texto, y la canción de fondo es preciosa!
Por cierto... que dañina y que mala la tal Samanta... joder... esa tia deberia estar encerradita vamos...

Un saludo! pasaré por aquí!

Maria dijo...

Eres el tio mas especial que he conocido jamas.
Quiero seguir conociendote mas y mas... No me canso, no me canso!!! Me has hecho llorar por teléfono! Hacia tiempo que no me hacías reír y llorar en solo 5 minutos! Jajaja! ;)

Y si, tenias razón cuando me dijiste que desaparecería. Sigo siendo una ingenua... Pero bueno, ganas tu! Ella ya tiene lo que queria, y tu te sientes mejor habiendo dado el perdon. A partir de ahora te haré mas caso aun del que ya te hago... Es que tu tienes mas mundo recorrido que yo yo no me doy cuenta de las cosas que tu ves venir de lejos...

Un besazo guaperas!!! ;)

Anónimo dijo...

El asunto de la sonrisa es algo muy serio... Que buena frase.

Me gusta tu blog. Da energía.
Un saludo.

Anne dijo...

It's lovely Jose. I'm really surprise! I'm starting to learn spanish!! And now i miss you a lot...
I think i've lot of lucky meeting you, you know.

A lot of kiss!!!

Anne

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