miércoles, 25 de agosto de 2010

lot of happyness



Es como saltar. Como brotar de una herida milagrosa. A tal efecto es como reunirse en torno a algo de lo que dimana una luz inmensa. Como un lunes lleno de sol por todas partes.


En todo hay un ritual, incluso en la forma en que quiero mirarte. Si te acercas despacio, puedes incluso cambiar el tiempo, la dirección del viento y la temperatura ambiente. Hay una capacidad en ti que me entusiasma hasta tal punto que solo quiero cantar o saltar. 


Verte y tocarte. Sentirte a un paso abismo del nevero. Recolectar con suerte algo de fruta de tu boca exquisita. Rozarla. Sentirla a veces brisa y otras como un tacto leve y diáfano que lo desborda todo...


Después de tanto tiempo, casi ni me di cuenta de que me acercaba a ella, poco a poco, metro a metro. Cuando la vi acercarse sentí como si todos los órganos y sentidos del cuerpo cambiaran su función por segundos. Sentí latir los ojos, perdí el tacto por momentos y veía sin ver, como intuyendo. 


Las calles comenzaron a oler todas a ella. La larga avenida se hizo corta mientras la veía caminar y sonreír. Tímida y diversa, divertida y sonora.


Sentí unas ganas horribles de abalanzarme sobre ella extendiendo los brazos y decirle más de una vez que, lo que ella me causaba, ya no tenía nombre.


Y es que después de tantos meses esperando aquel momento yo me sentía como caminando en otra superficie. 


Ahora inúndame. Es lo mejor que podrías hacer.








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