
Cuando llegó aún estaban los créditos del principio, eso si, mi nombre ya había pasado y de fondo sonaba una orquesta muy peculiar que tocaba el saxo con una baqueta sintética, había un pianista que tocaba el piano con plumbs como si fuera un xilófono y una mujer mayor daba el "do de pecho" muy enigmático y sonoro.
Menos mal que ella no hizo demasiado ruido al entrar en el sueño, y se coló en la escena paseando por una calle así como muy Neoyorquina, abriéndose paso entre multitud de gentes y taxis amarillos. Miraba hacia adelante, como buscándome entre tanto espesor. Llevaba un pret â porter de los 90, así como muy caido en raso de color fucsia, muy redentor y brillante.
Se pintaba los labios muy al estilo pin-up, excesivamente hidrosolubles a un beso. En más de una escena durante el sueño me manchó los labios y el cuello, como quien diría me los pintó y me los repintó con esos besos efusivos que "bienme ella dabame".!oh my god! Qué flagelo tan sublime... la sensación inequívoca de que allí donde hay sensibilidad es más fuerte el martirio. Me besó a la puerta de un burguer king, en la puerta de un bar regentado por un alemán que siempre llevaba consigo un perro de color azul que se había hecho famoso por eso, por ser azul y a la puerta de uno de estos cines de pernoctar, en un bus stop y en el mismito bus sin stop, entre gente muy callada que ruborizaba de verguenza cuando veían la faldita fucsia y los talones levantados para alcanzar mi boca.
Todo era tan raro que en ningún momento le dije "i love you". Y me daba motivos, pero chica, a mi es que me dan miedo los perros azules, los burguer king y ese pret â porter tan fucsia. Llevaba un perfume muy fuerte y muy sensual, diría incluso hasta que era de hombre, mezclado con desodorante roll-on anti-manchas blancas en oferta. Portaba un bolso de vinilo sintético a juego con sus zapatos de charol de un color 3 tonos más oscuro que el fucsia del vestido (fucsia -3t). Tenía un pelo largo muy largo y moreno, así un tanto ondulado, recogido sobre la nuca dejando caer 3 mechones sobre los hombros, muy descuebiertos, demasiado descubiertos diría yo, muy tostados de sol y de luz. (Me pasé dos de las seis horas del sueño cubriéndole los hombros con un chal blanco transparente de gasa india).
Ella siempre me miraba y sonreía,me pedía que le hiciera el amor virulentamente en cualquier rincón de la ciudad. Era cruelmente atrevida. Yo un poco más timido la invitaba a comprar bolsas de migas de pan para dar de comer a las palomas en un parque muy al sur de la ciudad. Las vendía una tendera afroamericana muy gruesa, que llevaba un gorro de lana pajiza rematada con una margarita de alambre y cerámica. En el sueño tenía las manos muy rojas y enormes, tanto que alcanzó las dos bolsas de pan en tan solo un gesto. Tenía 2 palomas en su rededor, una sobre un hombro, la otra en la mesa dispensadora. Esta última picoteaba con afán todo lo que estuviera a su alcance, incluso me picoteó a mi los dedos de la mano cuando fui a coger una moneda de 2 Yens que se me cayó pagando a la tendera.
Esa era otra circunstancia. Una ciudad muy neoyorquina, un parque muy al sur, pero el dinero en Yenes, y todo el mundo llevaba mascarilla antiviral. "P" o "S" decía que era porque la gente temía contagiarse de su amor por las cosas. La banda sonora del sueño nos perseguía allá donde fuéramos. Tocaban temas muy desfasados. Siboney, Aquellos ojos verdes, Qué será de mi vida, Feeling good... estaban parsimoniosamente locos todos ellos. No paraban de tocar música, incluso cuando les dí 10 yenes para que pararan en un momento en el que creí volverme loco porque no entendía al chef que nos preguntaba en medio de una terraza muy al pie de la calle, si el entrecoz lo queríamos "very toast or un-toast". Ni así se callaron. Malditos músicos... con lo que a mi me gusta el cine mudo pero mudo de todo...
El nombre de aquella chica de fucsia muy pintada a lo pin-up y con zapatos de color fucsia 3 tres tonos más apagado que el vestido debía llamarse de algún modo que empezara por "s o por p" porque no hacía nada más que firmar cheques en blanco con una rúbrica con "pes" y o "eses". Quien sabe si ella era Silvia, Sophy, Sandra, Sonia, Patricia, Pandora, Pilar, Priscilla... tenía una sonrisa muy universal, con costumbres de sol en su sistema. Era descarada, muy hábil, llamaba a los taxis muy agresivamente, como si conociera la ciudad ya de mucho antes de empezar el sueño (y eso que había llegado tarde).
Luego ella estaba en uno de esos fast-food a pie de playa y se compró un yogurt natural de marca "X". ¡Oh dios!¡No! ¡Yo mato por un yogurt natural de marca "X"! Así que la maté por un yogurt y encima estaba caducado... no podía dejar huellas de tan vil crimen, pero me sería muy difícil deshacerme de una víctima vestida de fucsia. Si la hubiera tirado al mar, todos los barcos hubieran ido a ella creyéndola faro alejandrino, si la hubiera dejado allí mismo, todos hubieran creido que era un cono señalético vial... así que decidí revivirla con una condición: El yogurt natural me lo como yo... y cámbiate de vestido "my darling", y así podemos despistar a los músicos, que ese color empieza a chirriar en el sueño, y debe verse desde Saturno. Después de todo... hube de ir pagando todas las cuentas pendientes en la ciudad. Una pompa de caramelo, una toffle-apple que comrpró en la esquina de la 56 con Meryl Street y en Xanadú Center, donde compró unos esquís muy caros con los que decía que iriamos a ver la puesta de sol sentados en el Anillo de Júpiter.
En ese momento me desperté y ya no quise saber nada de ella. Pero se cambió el vestido, porque esta mañana estaba tendido sobre la cama.
Al menos eso dicen, que sea verdad, es otra cosa. Feliz dia | Happy day
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