viernes, 19 de junio de 2009

Insinúateme un poco más

Tengo la total certeza de que soy uno de esos privilegiados de la vida que cuenta estrellas sin temor a quedarse ninguna atrás. Uno de esos humanoides que a fuerza de entender lo que le rodea saca en conclusión cosas firmes como que el sol es imprescindible y que la luna es sólo un lugar puesto ahí para fascinar y satisfacer la vista de unos pocos, privilegiados también.


Nunca he tenido la sensación de haber perdido el tiempo, ni tan siquiera cuando una vez estuve 4 días tumbado en la cama de un hospital por equivocación. Allí me llevé una caja de acuarelas, un blog de papel de 230 gramos/pliego y mi libro de apuntes.

No hice otra cosa en aquellos días que pensar. Pensar en ti y en la vida que nunca viviré contigo. Y eso, aunque pueda parecerlo, no es perder el tiempo. Lo siento pero ahora sí, soy pesimista. Me has enfundado el pesimismo a golpe de actitud irreverente.


Perder el tiempo es no sacar nada en conclusión. Perder el tiempo es no aprovechar las oportunidades, prescindir de lo que uno vive como si no fuera con él/ella, estar fuera de las circunstancias por cuenta propia. Perder el tiempo es dar vueltas esperando que caiga la manzana, girar en torno a algo que no existe, como si en el rodeo estuviese la esperanza de que algo llegue a existir a fuerza de dar vueltas y mas vueltas. De ahí nace el incrédulo, el que cree en el milagro inherte. Tambien el dolor de piés en vano, el cansancio de dar vueltas y un posible mareo que perjudique tu salud.

Hasta hoy no he perdido el tiempo, pero tengo que evitar empezar a perderlo desde hoy.
En realidad llevabas esperando este texto dos meses. Ha tardado, pero aqui lo tienes ¿mejor ahora?. Me alegro pues, es lo menos que puedo hacer por ti.

Muchas cosas tienen que cambiar, lo sé. Dame un poco de tiempo.
Feliz fin de semana. Vivid del sol cuanto sea posible.

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