jueves, 25 de junio de 2009

Next End

Como decía John Limböst: el final está cerca. Y un final, aunque no quiera uno acaba llegando. Puede posponerlo unas horas, quizá unos días... tal vez unos meses, otros algunos años... pero el final tarde o temprano acaba llegando y uno no puede hacer nada por evitarlo...

Viene viniendo como un suspiro de estos que le dejan a uno el diafragma exhausto. Llevo 5 meses dando lo mejor de mi mismo para conmigo mismo y con lo que añoraba para siempre.

Es normal mi comportamiento, digamos que desde el principio sabía que estaba frente a una de esas mejores opciones a las que pudiera optar. Y no sé por qué, porque solo es una intuición, mero instinto que no es poco... Y es que me invade la sensación de que causas mucho bien en mi espíritu.


He dejado de planearlo todo en mi vida. Ahora simplemente me despierto por las mañanas y pienso en la luz y en la temperatura que recoge mi cuerpo. Es cuando más sensible me encuentro. Me miro al espejo y me reconozco mejor que antes, me siento más acorde con lo que vivo por dentro, y esta cara de bello durmiente no es otra que la que deja un sueño largo y tendido horas antes de volver a pensar en ti de nuevo, como cada día. Eso reconóceme que debe ser bello...

He cambiado de costumbres sin darme cuenta. Parece que soy más consciente de todo lo que me rodea. Este nuevo ambiente me ha proporcionado ganas de vivir y una incertidumbre muy cálida que me tibia las manos sobre todo cuando escribo.

Quizá ha sido mala idea que yo me haya encontrado a mi mismo y me sienta tan feliz de haber experimentado cambios . Tal vez me equivoqué al idealizar pasajes y fragmentos de tardes repletas de sol en las que estabas tú. A lo mejor debí ser más cauteloso y pensar en otras cosas muy distintas como hacías tú cuando callabas mientras te ibas alejando lentamente... Pero estoy tan feliz sintiéndome así queahora me da incluso pereza desquitarme de esta bendita circunstancia.


Sé que pensarás que soy un incrédulo por mostrarme así, tan al descubierto... hace una semana te invité a que te me insinuaras un poquito más... a que me dejaras ver un poco más allá, que abrieras esa ventana tuya con vistas a un lugar muy acorde con esta ciudad de neón que siento que me lleva y me trae en noches como esta, en la que no encuentro sustantivo alguno para decirte que me has eclipsado porque creo que intuyes igual que yo, vives casi de la misma manera... apostaría a que incluso piensas lo mismo que yo un domingo a las 4 de la tarde... y un jueves a las 6... y un lunes a las 8... influyes con tu cuerpo en los materiales y en las personas, contagias con una risa muy fina y delicada solo lavable con algun tipo de detergente Norit.


Y esa locura exquisita que te rodea me hace pensar que uno puede ser locamente feliz solo sintiendo tu cuerpo tambaleándose sobre un suelo de césped mientras bailas una cancioncilla que yo silbo para ti.


Pero esto es una realidad virtual, y como todo lo virtual, se acaba... y me entristece que se acabe...

Irme así, sin más, como en una foto en blanco y negro de un soldado que al regresar de una guerra encuentra todo tan cambiado que debe empezar una nueva vida lejos de aqui...

Feliz noche. Feliz Puleva

No hay comentarios:

Free counter and web stats